Cuando a principios de siglo Porsche planteó la idea de un SUV muchos fueron los que anunciaron el fin de la marca. Sin embargo, el Cayenne se convirtió en el bote salvavidas de Porsche. Un Porsche es más que una línea coupé, un dato de potencia o un motor. Porsche es sinónimo de calidad, precisión e innovación. Todos estos conceptos se reúnen ahora bajo la carrocería del mejor coche eléctrico que el mundo haya conocido. Se trata de la nueva generación del Porsche Cayenne, la cuarta, la primera en ser 100% eléctrica, aunque eso no quiere decir que dejen de existir los Cayenne térmicos y enchufables de la edición anterior.
Los de Stuttgart ya han aprendido que no pueden correr riesgos. Apoyan la electrificación, pero, todavía, no pueden desprenderse de la combustión. Tal y como se había anunciado, el Cayenne ha hecho acto de presencia para demostrar al mundo que un Porsche también puede ser eléctrico. Se presenta en un formato considerable, aunque bastante contenido: 4,98 metros de largo, 1,98 metros de ancho y 1,67 metros de alto. A esas medidas hay que sumar una distancia entre ejes de 3,02 metros y una altura libre con respecto al suelo de 24,5 centímetros. Presenta un maletero posterior con 781 litros de capacidad mínima y un baúl delantero con 90 litros adicionales.

Desde 108.296 euros; nadie ha dicho que sea barato
A nivel estético el Cayenne se adapta a la presentación de sus hermanos eléctricos, el Taycan y el Macan de última generación. Porsche ha trabajado especialmente la carrocería para que esta afecte lo mínimo posible a la aerodinámica. Los ingenieros alemanes han integrado funciones activas que modifican la carrocería para aumentar la eficiencia y el rendimiento. Recibe el nombre de Porsche Active Aerodynamics (PAA) y actúa en casi todas las partes del coche. Con todo ello el Cayenne muestra un coeficiente de arrastre realmente bajo para su tamaño y forma; apenas 0,25.
Como ya habíamos conocido, su interior abraza la digitalización de sistemas. Las pantallas se reparten por doquier, lo que rompe un poco con el regreso de la filosofía analógica que apoya la industria. Entre su equipamiento destacan elementos vanguardistas como la pantalla curva de la consola central o la carga inalámbrica. El Porsche Cayenne se convierte en el primer coche de producción en serie en incorporar la carga sin cables. De forma opcional, mediante un pago de 8.000 euros, Porsche te instala en casa una plataforma de carga inalámbrica con la que el Cayenne puede recuperar energía sin tener que depender de un enchufe.

Lo verdaderamente importante del Cayenne lo encontramos lejos del alcance de la vista. La nueva plataforma de 800 voltios no solo garantiza los mejores procedimientos de carga, también una estructura eléctrica de última generación. El modelo estándar (Cayenne Electric) cuesta como mínimo 108.296 euros y trae consigo un esquema de motor dual con 442 caballos de potencia máxima. Tira de una batería de 113 kWh de capacidad bruta con la que homologa 642 kilómetros de autonomía y un consumo oficial en ciclo mixto de 19,7 kWh/100 km. No es un mal dato teniendo en cuenta los 2.600 kilogramos de peso que anuncia. Para la recarga opta por alimentadores de alta potencia con hasta 390 kW en corriente continua. En teoría puede pasar del 10% al 80% en 16 minutos.
Por encima de él se sitúa el Porsche Cayenne Turbo con un precio mínimo de venta de 169.124 euros. Acelera de 0 a 100 km/h en apenas 2,5 segundos y, con la misma batería, es capaz de rodar hasta 607 kilómetros sin parar a cargar. Cuando lo hace puede recuperar energía a la misma velocidad. Lo verdaderamente interesante del Cayenne Turbo Electric es que ofrece tres niveles de potencia: 857 caballos en condiciones normales, 1.033 CV con la función push to pass y hasta 1.156 caballos cuando se activa el modo Launch Control. Además de la ya mencionada aerodinámica especial, el Cayenne Turbo ofrece una puesta a punto más afinada con elementos dinámicos particulares.