La industria del automóvil en España y el Viejo Continente vive uno de sus periodos de transformación más vertiginosos. En este complejo escenario, donde la regulación europea presiona por la adopción inmediata del vehículo eléctrico, las voces autorizadas del sector sugieren una realidad mucho más matizada y, sobre todo, gradual.
Juan López Frade, presidente de Suzuki en el mercado ibérico, ha articulado una previsión que, sin ser contraria a la electrificación, sí subraya un factor de inercia y pragmatismo: el coche híbrido de gasolina vivirá un resurgimiento comercial masivo en la próxima década.

El horizonte de 2035
El ejecutivo de la marca japonesa sostiene que el periodo entre 2032 y 2033 será de oro para los fabricantes que hayan mantenido y perfeccionado su tecnología híbrida. Su pronóstico es claro: aquellos con una sólida oferta de modelos híbridos se "van a inflar a vender coches".
Esta visión se fundamenta en la constatación de que la transición completa hacia el eléctrico puro está encontrando escollos significativos. La falta de una infraestructura de carga robusta, la aún elevada diferencia de precio respecto a sus homólogos de combustión y una cierta cautela del consumidor final están ralentizando el ritmo.
El híbrido, con su familiaridad y su capacidad de ofrecer bajas emisiones sin dependencia total de la red eléctrica, se consolida como la solución de movilidad más racional y vendida durante el próximo lustro.
En este contexto, la estrategia de Suzuki resulta coherente. La firma japonesa, que siempre ha destacado por su dominio en sistemas de hibridación, ha optado por un aterrizaje pausado en el segmento del coche eléctrico. A pesar de "llegar los últimos", la compañía ya prepara el lanzamiento de su nuevo SUV totalmente eléctrico, el e-Vitara, que mantendrá un diseño clásico y limpio, alejado de las "cosas estrambóticas" que, según Frade, pueden pasar de moda rápidamente.
Esta aproximación prudente, que prioriza la robustez de la tecnología propia (con más de treinta años de experiencia en hibridación en Japón) y una llegada al mercado con precios ya definidos pero aún por desvelar, busca una posición estratégica sólida. Todos los modelos actuales de Suzuki en España, de hecho, ya lucen la etiqueta ambiental ECO o CERO.

La tensión en el mercado europeo se agrava por el estricto marco regulatorio y la irrupción de nuevos actores. La legislación de la UE impone cuotas mínimas de eléctricos, bajo amenaza de multas multimillonarias para los fabricantes que no las cumplan. Mientras las marcas tradicionales europeas ajustan sus planes, el panorama se ve convulsionado por el espectacular avance de la cuota de mercado china.
Los fabricantes asiáticos, con una velocidad de innovación inigualable y estrategias de precios altamente agresivas, han multiplicado su presencia en Europa, pasando de ser una anécdota en 2020 a acaparar casi el diez por ciento del mercado en 2025. Este fenómeno no solo evidencia un retraso competitivo de Europa, sino que impulsa a todo el sector a acelerar y mejorar su oferta de eléctricos, lo cual beneficia directamente al consumidor.
La previsión del presidente de Suzuki pone de manifiesto que el híbrido no es un rival, sino un facilitador necesario para mantener la accesibilidad y la sostenibilidad de la movilidad durante la transición. Es un mensaje de pragmatismo para la industria y de tranquilidad para el comprador: aunque el futuro sea eléctrico, la solución más eficiente y cómoda a corto plazo seguirá siendo, por un tiempo, el coche que combina lo mejor de ambos mundos.