Akio Toyoda, presidente de Toyota, ha generado una gran controversia al asegurar que un coche eléctrico genera las mismas emisiones que tres híbridos durante su ciclo de vida. Según afirmó, “9 millones de eléctricos emiten tanto como 27 millones de híbridos”, un mensaje que ha levantado alarma en el sector porque significa que un coche eléctrico contamina tres veces más que un híbrido.
Toyoda sostiene que, en países como Japón, donde la electricidad sigue dependiendo en gran medida de centrales térmicas, el impacto medioambiental de un vehículo eléctrico puede ser superior al de uno híbrido. En su opinión, una transición demasiado rápida hacia los vehículos eléctricos de baterías sin una red limpia suficiente podría incluso aumentar las emisiones de CO₂.

¿Qué dice la ciencia al respecto?
Diversos estudios científicos cuestionan los argumentos de Toyoda. Investigaciones como las de IOP Science sitúan las emisiones de fabricación de híbridos entre 6–9 t de CO₂, frente a las 11–14 t de los eléctricos. Sin embargo, estos últimos compensan esa diferencia durante su vida útil.
Las tecnologías térmicas solo transforman un 20–40% de la gasolina en movimiento; el resto se pierde en calor. En cambio, los eléctricos convierten más del 90% de la electricidad en energía útil . Gracias a esta eficiencia, el estudio de IOP estima que los eléctricos igualan a los híbridos en CO₂ tras apenas 2,2–2,4 años de uso, y superan a los coches de gasolina en solo 1,3–1,6 años.
Según el Laboratorio Nacional Argonne, tras recorrer entre 31.000 y 45.000 km, un eléctrico empieza a generar menos emisiones que un híbrido comparable

En China, donde la red eléctrica es también está basada en el carbón, un estudio de Tsinghua demuestra que los eléctricos emiten un 20–30% menos CO₂ en todo su ciclo de vida, superando a los híbridos Un análisis global de la revista Nature respalda que, en más del 95% de las regiones, el coche eléctrico sigue siendo más limpio
Toyoda defiende un enfoque multitecnológica que combine eléctricos, híbridos, eléctricos de pila de combustible e incluso motores de combustión más eficientes. Este planteamiento busca reducir emisiones lo antes posible sin depender exclusivamente del coche eléctrico. Sin embargo, la percepción de que apoya más los híbridos ha sido interpretada como un freno a la adopción eléctrica.
En Japón, Toyota lidera la implantación de tecnología híbrida desde 1997 con el Prius. Más de 27 millones de híbridos vendidos en todo el mundo han contribuido a reducir emisiones inmediatas. A mediados de 2030, la compañía aspira a vender 3,5 millones de eléctricos al año, con 30 modelos diferentes.
La realidad frente a la urgencia ecológica
El debate no es puramente ideológico, sino también técnico y regional. La intensidad de carbono de la electricidad varía notablemente entre países. En lugares con alta dependencia de fósiles, como Japón o ciertas regiones de China, los eléctricos tardan más en amortizar su “deuda de carbono”.
Greenpeace ha criticado que la estrategia de Toyota no está alineada con la urgencia climática. Reclama objetivos más ambiciosos de reducción de emisiones para 2030 o 2035 y una apuesta más decidida por los eléctricos puros.
Para fabricantes como Ford, BMW o Volkswagen, la apuesta por el coche eléctrico es clave. Sin embargo, también reconocen la necesidad de soluciones intermedias, como los híbridos enchufables o los motores de combustión de alta eficiencia, para facilitar la transición a gran escala.
En lugares con redes limpias, como gran parte de Europa y Estados Unidos, los eléctricos ya dominan en términos de emisiones totales. China, por su parte, se dirige con sus políticas hacia fuentes renovables, lo que refuerza el balance positivo de los eléctricos.
Por lo tanto, el debate generado por Akio Toyoda pone de manifiesto un dilema central de la movilidad eléctrica: la urgencia por reducir emisiones frente a la realidad de unas redes eléctricas aún basadas en combustibles fósiles. La ciencia demuestra que los eléctricos, salvo en situaciones extremas, contribuyen a reducir CO₂ a largo plazo.
Mientras tanto, los fabricantes optan por estrategias mixtas: combinar eléctricos, híbridos y tecnologías alternativas para avanzar sin comprometer empleo y viabilidad industrial. Lo cierto es que, a medida que las redes se limpien, los BEV seguirán consolidándose como la alternativa más ecológica.