2035 es la fecha clave para el sector del motor en Europa: será el momento en el que se prohíban las ventas de coches de combustión. A partir de entonces, los eléctricos tendrán el dominio absoluto, pero hasta que llegue esa fecha tendrán que seguir peleando por las ventas con modelos de gasolina, diésel y todos los tipos de híbridos que existen. Para potenciar las compras de los coches eléctricos, desde Alemania han apostado por una solución: hacer que no paguen el impuesto de circulación hasta 2035.
La medida fue presentada por el ministro de Finanzas, Lars Klingbeil, quien habría declarado a la agencia de noticias alemana DPA: “Para que muchos más coches eléctricos circulen por las carreteras en los próximos años, necesitamos ofrecer los incentivos adecuados ahora. Por eso, seguiremos eximiendo a los coches eléctricos del impuesto de circulación”.

Una ampliación de cinco años
Según la normativa actual de la ‘Motor Vehicle Tax Act’, la exención dejaría de aplicarse a los nuevos coches eléctricos matriculados a partir del 1 de enero de 2026. En el borrador de la reforma figura que la exención se aplicaría a todos aquellos que sean matriculados por primera vez hasta el 31 de diciembre de 2030. Sumando la nueva modificación, estos vehículos seguirán exentos hasta el 31 de diciembre de 2035.
El objetivo declarado es “dar un incentivo para la compra temprana de un vehículo puramente eléctrico”, pues se considera que es en este periodo de tiempo cuando más se necesitan las ayudas para movilizar a los compradores y animarles a que den el paso a los vehículos de cero emisiones. Klingbeil reconoció que esta medida implicará pérdidas de ingresos fiscales del orden de “varios cientos de millones de euros”, pero es un peaje a pagar para que se transforme el parque automovilístico alemán.
Una medida dentro de un paquete más grande
La extensión de esta exención es una de las medidas pactadas por los partidos de la actual coalición alemana (CDU, CSU y SPD) como parte de un paquete para fortalecer la industria automotriz del país. Dentro de ese acuerdo también se contemplan otras como elevar el límite del precio bruto para incentivos fiscales a vehículos eléctricos hasta los 100.000 euros y permitir una depreciación especial para tales vehículos, como parte del llamado “impulso de inversiones” (“investment booster”).
Sin embargo, la implementación de la exención no ha sido sencilla, ya que durante un tiempo estuvo en entredicho debido a la situación financiera del gobierno federal. En meses recientes se informó de que el proyecto estaba “al borde del colapso” por las restricciones presupuestarias. El Ministerio de Finanzas llegó a declarar que todas las medidas acordadas en el pacto de coalición serían “sujetas a financiación”.
La confirmación de que la exención será finalmente implementada coincide con la convocatoria de una cumbre automotriz en la Cancillería. En ese encuentro asistirán representantes de ministerios federales, estados, industria automotriz y sindicatos, para discutir no solo esta medida sino también asuntos comerciales internacionales (como la situación de ventas en China o los aranceles con EEUU) y sobre la posibilidad de establecer un programa para hogares de ingresos bajos y medios que seguiría el concepto del programa de arrendamiento social establecido en Francia.
Klingbeil afirmó: “Debemos ahora armar un paquete fuerte para llevar la industria automotriz alemana hacia el futuro y asegurar empleos. Queremos que los mejores coches sigan fabricándose en Alemania. Todo el mundo sabe que el futuro es eléctrico”.
El movimiento tiene sentido si se busca potenciar las ventas de coches eléctricos, algo que tiene como objetivo ir cumpliendo las metas climáticas. Sin embargo, el gobierno alemán corre el riesgo de que, si las ventas aumentan de manera superlativa, dejar de cobrar cantidades enormes por los impuestos no cobrados.