Donald Trump pone en peligro el proyecto de energía eólica marina de Iberdrola de 14.600.000.000 $ para alimentar a 900.000 hogares

La compañía española llama a la calma: “New England es un proyecto que está en una fase totalmente inicial y no tiene invertidos, de momento, una cantidad importante de fondos”.

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Iberdrola se encuentra bajo el huracán político provocado por las decisiones de Donald Trump.
12/09/2025 14:00
Actualizado a 12/09/2025 14:00

La eléctrica española Iberdrola ha quedado en el punto de mira tras la decisión de la Administración Trump de retirar los permisos a sus proyectos eólicos marinos New England Wind 1 y 2, ubicados frente a la costa de Massachusetts.

Estos parques, promovidos por su filial americana Avangrid, suman un valor estimado de 14.600 millones de dólares y tenían potencial para proveer electricidad a más de 900.000 hogares. La noticia alteró el mercado bursátil: las acciones del grupo registraron una caída cercana al 1,7 %, acompañadas de pérdidas en otras compañías del sector como Orsted y Vestas.

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Los parques eólicos marinos de New England Wind 1 y 2 suponen una inversión de 14.600 millones de dólares.

La empresa y los expertos llaman a mantener la calma

A pesar del revés, analistas y fuentes financieras creen que Iberdrola no está herida de muerte. Los proyectos en cuestión aún se encontraban en fases iniciales, con escasas inversiones comprometidas, lo que mitiga el riesgo económico real. Su apuesta estratégica por Estados Unidos y Reino Unido se mantiene, si bien pivotando hacia inversiones más seguras en redes eléctricas reguladas, que no dependen tanto de los incentivos políticos ligados a las renovables

Los analistas coinciden en que no hay motivos para la alarma inmediata. Tal y como señala el experto Javier Bueno, los proyectos New England Wind 1 y 2 apenas habían superado las fases iniciales de planificación, lo que significa que Iberdrola todavía no había comprometido una inversión significativa.

Un ejemplo es New England Wind 1, adjudicado en septiembre de 2024, con una capacidad prevista de 791 MW y una inversión estimada de 3.000 millones de euros. Su entrada en operación plena no estaba prevista hasta 2029, lo que reduce el alcance de las pérdidas actuales.

En la misma línea, los analistas Patricio Álvarez y Joao Martins, de Bloomberg Intelligence, publicaron un informe titulado: “El tropiezo de Iberdrola en la eólica marina de EE.UU. no descarrilará su plan de crecimiento”. En él subrayan que la cancelación de permisos evidencia el elevado riesgo regulatorio en la eólica marina estadounidense, aunque calculan que las pérdidas se limitarían a “unos pocos cientos de millones de euros”, al encontrarse los proyectos en fase previa a la construcción.

Además, recuerdan que, más allá del proyecto Vineyard Wind 1, Iberdrola ya había reducido notablemente su exposición en el mercado norteamericano, reorientando su expansión hacia Europa. La compañía dará más detalles sobre esta estrategia y sobre las alternativas a la eólica marina en su Día del Inversor, programado para el próximo 24 de septiembre.

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Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, presentó al gabinete de Donald Trump planes de inversión en EE.UU. de 18.000 millones de dólares.

Otros proyectos de Iberdrola

Entre los desarrollos eólicos que Iberdrola mantiene activos en suelo estadounidense se encuentran el Vineyard Wind 1 (806 MW en construcción), Kitty Hawk (2.400 MW en desarrollo) y el macroproyecto Gulf of Maine, con otros 3.000 MW proyectados Estas iniciativas muestran que, pese al viento político adverso, la empresa sigue acumulando cartera con fuerte potencial de crecimiento si logran sortear barreras regulatorias.

Además, Iberdrola ya ha vendido parte de sus activos en México por valor de 3.700 millones de euros y ha realizado una ampliación de capital para reducir riesgos con el dividendo, medidas destinadas a aumentar su flexibilidad financiera y adaptarse al contexto internacional cambiante. Analistas de Bankinter creen que las pérdidas potenciales por los proyectos paralizados podrían limitarse a unos pocos cientos de millones de dólares, sin poner en peligro su estructura financiera global.

La electrificación depende tanto de políticas estables como de tecnologías maduras. Iberdrola, como actor clave del mercado de renovables, ve amenazadas sus áreas de expansión eólica marina, que podrían aportar energía limpia crucial para soportar la carga adicional que la movilidad eléctrica exige.

Sin embargo, al virar su inversión hacia infraestructuras reguladas de transmisión y redes, más resilientes frente a cambios políticos, Iberdrola asegura que la expansión del vehículo eléctrico se apoyará sobre una base más sostenible. La compañía tiene la ventaja de tener una cartera diversificada, lo que le permite conjugar crecimiento en mercados de riesgo con apuestas seguras, lo que podría amortiguar impactos futuros tanto en costes eléctricos como en suministro.

Ha pesar del cambio regulatorio impuesto por la Administración Trum, la empresa española sale fortalecida en su capacidad de adaptar su hoja de ruta: desde la diversificación geográfica hasta el reequilibrio entre renovables y redes eléctricas. Su reto es demostrar que puede seguir abasteciendo energía limpia incluso cuando las condiciones externas se tensan.