Hidrógeno al volante: el futuro en marcha

El hidrógeno es una alternativa sostenible para el transporte pesado de personas y de mercancías, pero todavía debe afrontar algunos retos para extenderse en los vehículos ligeros.

El hidrógeno verde es caro de producir.
El hidrógeno verde es caro de producir.
15/07/2025 14:00
Actualizado a 15/07/2025 14:00

El hidrógeno está comenzando a sonar cada vez más como la clave para el futuro del transporte sostenible, especialmente si miramos más allá de los autos eléctricos que ya están en nuestras calles. Aunque los vehículos eléctricos a batería (BEV) están liderando la transformación actual, las pilas de combustible de hidrógeno traen algo distinto a la mesa, especialmente para quienes piensan en transporte de larga distancia o camiones pesados. Pero como todo, su camino no es igual en todas partes del mundo. Japón, Europa y América del Norte tienen ideas y velocidades distintas para abrazar este cambio.

El ejemplo de Japón

En Asia, el hidrógeno no es solo un tema técnico; es casi una filosofía de país. Japón, por ejemplo, ha puesto al hidrógeno en el centro de su visión futura, con la idea de construir lo que ellos llaman una "Sociedad del Hidrógeno".

Si alguna vez escuchaste del Toyota Mirai, sabes de lo que hablamos: un auto que no solo promete, sino que cumple con una experiencia de conducción limpia y eficiente. Pero no se detienen ahí; los japoneses también quieren que sus camiones y autobuses funcionen con hidrógeno, apoyados por un Gobierno que invierte millones en estaciones de repostaje. Corea del Sur también está apostando fuerte. Hyundai ya tiene camiones como el XCIENT circulando, y están pensando en expandirlos a Europa. Además, se enfocan en integrar el hidrógeno en el transporte público, algo que seguro veremos cada vez más.

El transporte público en China

Y luego está China, que aunque tiene un enfoque un poco diferente, no se queda atrás. Están usando el hidrógeno principalmente en camiones y autobuses dentro de sus ciudades industriales. Si has visitado alguna ciudad grande en China, sabes que están llenas de flotas enormes de transporte público, y muchas de esas flotas están probando el hidrógeno. Claro, todavía enfrentan problemas como los altos costos de producción y la falta de infraestructura, pero si alguien tiene la capacidad para resolver eso rápidamente, es China.

El caso de Europa

En Europa, el hidrógeno es algo más estratégico. Es parte de su plan para combatir el cambio climático, especialmente en sectores donde los autos eléctricos todavía tienen dificultades, como los camiones de larga distancia. ¿Sabías que empresas como Daimler Truck y Volvo están desarrollando camiones a hidrógeno? Europa también está construyendo corredores de hidrógeno, básicamente rutas con estaciones de repostaje para que los camiones puedan cruzar fronteras sin problemas. Pero no todo es color de rosa. Producir hidrógeno verde, que es el realmente limpio, sigue siendo caro, y eso frena un poco su expansión.

En cuanto a autos más pequeños, los europeos están un poco más reservados. Hay marcas como BMW y Renault que experimentan con modelos a hidrógeno, pero en general, el mercado de vehículos eléctricos a batería es tan fuerte que los autos de hidrógeno están quedando en un segundo plano. Eso sí, donde estos autos podrían tener más sentido es en casos específicos, como para quienes necesitan viajar largas distancias sin preocuparse por recargar durante horas.

La apuesta de California

Si cruzamos el Atlántico, el panorama en América del Norte es más moderado. Estados Unidos y Canadá están apostando por el hidrógeno en camiones pesados y algunos nichos de autos más pequeños, pero no con el mismo entusiasmo que Asia o Europa. California, eso sí, se está posicionando como un lugar clave para la innovación en hidrógeno, y lleva años siendo pionera en esta tecnología.

Desde 2015, el estado ha liderado el desarrollo de estaciones de carga de hidrógeno con más de 60 estaciones operativas y planes para expandirse a más de 200 en los próximos años. Estas estaciones están concentradas principalmente en áreas urbanas como Los Ángeles y la región de la Bahía de San Francisco, facilitando el uso de vehículos de hidrógeno tanto para particulares como para flotas comerciales.

Además, California ha implementado políticas ambiciosas que financia la infraestructura de hidrógeno, y ha fijado metas de cero emisiones para el transporte pesado en las próximas décadas. Empresas como Toyota, Hyundai y Honda han elegido California como el principal mercado para modelos como el Mirai y el Nexo, gracias al apoyo estatal. Por otro lado, startups como Nikola y grandes empresas como Cummins están probando camiones a hidrógeno en rutas interestatales que parten desde California, dado que es uno de los pocos estados donde este tipo de transporte tiene viabilidad inmediata.

En Canadá, el enfoque está más en transporte pesado, como autobuses o camiones que operan en climas fríos, donde las baterías suelen perder eficiencia. Pero en América del Norte hay un problema: la infraestructura.

Los retos del hidrógeno

A nivel global, el hidrógeno parece estar tomando su lugar como una solución complementaria. Es decir, no está aquí para competir directamente con los autos eléctricos a batería, sino para cubrir esos espacios donde las baterías todavía no son prácticas, como los camiones de carga pesada o los viajes muy largos.

Para los autos de uso diario, el hidrógeno todavía tiene retos importantes, como el precio de los vehículos, la infraestructura limitada y los avances rápidos en las baterías que hacen que los BEV sean más atractivos para la mayoría de los consumidores.

Lo interesante es cómo cada región del mundo está apostando por este cambio a su manera. Asia está liderando con una visión clara y grandes inversiones; Europa está enfocada en integrarlo en su lucha contra el cambio climático, especialmente en transporte pesado, y América del Norte lo está adoptando con más cautela, priorizando sectores específicos.

Eso sí, hay desafíos globales que todavía debemos superar si queremos ver más vehículos a hidrógeno en las calles. Por ejemplo, el hidrógeno verde, que es el único sostenible, sigue siendo caro de producir. La mayoría del hidrógeno que se usa hoy viene de combustibles fósiles, lo que claramente no ayuda al medio ambiente. También necesitamos más estaciones de repostaje para que los consumidores y las empresas se animen a hacer el cambio. Y, por supuesto, los gobiernos deben encontrar un equilibrio entre apoyar al hidrógeno y el crecimiento acelerado de los autos eléctricos, para que ambos puedan desarrollarse de manera complementaria.

El hidrógeno tiene un futuro prometedor, pero aún queda un largo camino por recorrer. Si bien puede que no reemplace a los autos eléctricos en el corto plazo, su papel en el transporte pesado es cada vez más claro. Así que, si eres de los que disfrutan soñando con un futuro más limpio y eficiente en el transporte, vale la pena seguir de cerca cómo evoluciona esta tecnología en todo el mundo. Quizás en unos años, el repostaje de hidrógeno sea tan común como cargar la batería de tu auto.