Aunque cada vez son más las marcas chinas que intentan abrirse paso en Europa, ninguna ha irrumpido con tanta fuerza como BYD. Los de Shenzhen llevan tres años de expansión por el Viejo Continente. Su cuota de mercado se ha incrementado rápidamente, tanto como su red comercial y postventa. Sin embargo, BYD tiene muy claro que la labor todavía no está completada. De hecho, quedan muchas barreras físicas y psicológicas que derribar. Los chinos lo saben y por eso se han dado un plazo de cinco años para que todo el mundo la considere como una marca ‘local’.
El problema de las marcas chinas, incluida BYD, es que tienen que cambiar la mentalidad de los conductores europeos, firmemente anclados en la idea de que el coche europeo es mejor que el chino. Aunque China ha conseguido posicionarse como el principal fabricante de coches eléctricos del mundo, a la hora de decantar la balanza pesan en su contra muchos argumentos de tradición. Es el mismo problema al que se enfrentaron anteriormente los fabricantes japoneses y los coreanos. Ambas han tardado décadas en posicionarse como marcas comunes y familiares.

China debe superar una barrera psicológica invisible
BYD cree que puede lograr el mismo efecto en tan solo cinco años. “Es una ambición saludable convertirnos en una marca local. Queremos ser percibidos como una marca local en Europa dentro de cinco años", ha declarado Maria Grazia Davino, Directora General de BYD para la región de Europa Central, durante una entrevista concedida a un medio especializado alemán. El objetivo es difícil, pero los primeros pasos ya se han dado con gran éxito. BYD fue uno de los patrocinadores oficiales de la pasada Eurocopa de fútbol, así como de otros eventos deportivos y no deportivos de gran importancia.
Paso a paso, la compañía avanza en esa estrategia de colonización. La propia Grazia Davino considera esencial aumentar la presencia. Más concesiones para estar encima de los clientes cuando estos decidan cambiar de coche. Los responsables de la marca saben que es esencial que los conductores prueben sus coches para así darse cuenta de que no tienen nada que desmerecer con respecto a cualquier otra marca generalista europea. Generar imagen y confianza entre los conductores se antoja fundamental para que en un plazo de cinco años BYD sea considerada como una más entre las marcas europeas.

Solo el tiempo dictará sentencia, pero lo que está claro es que los chinos no piensan levantar el pie del acelerador. Pronto entrará en servicio la primera de sus fábricas europeas, en Hungría. El año que viene se presenta especialmente importante por la aparición de nuevas marcas secundarias como Denza y YangWang que tratarán de crear una imagen más firme y polivalente. No se esperan grandes volúmenes de ventas, pero no importa. El objetivo de Denza y YangWang es arrebatar, aunque sean pocas, ventas a las marcas premium europeas, el tridente alemán formado por BMW, Audi y Mercedes.