Un análisis de más de 30.000 coches eléctricos concluye que menos del 4% ha tenido que cambiar la batería original

La degradación de las baterías es tan lenta que solo en casos excepcionales hace falta sustituir la batería original.

batería
La batería es elemento más caro en un coche eléctrico.
19/11/2025 16:30
Actualizado a 19/11/2025 17:49

Cuando un conductor se plantea comprar un coche eléctrico, suelen surgir varias dudas, y casi todas giran en torno a la batería. Es bien sabido que estos componentes se degradan con el uso y el paso del tiempo, lo que puede reducir su capacidad y, en consecuencia, la autonomía del vehículo. Uno de los temores más extendidos es que esta degradación sea tan rápida que termine siendo necesario sustituir la batería antes de lo esperado. Sin embargo, un análisis reciente sugiere que esta preocupación está bastante sobredimensionada.

Recurrent Auto, una compañía especializada en el análisis de datos de vehículos eléctricos, ha elaborado un informe sobre la vida útil de sus baterías. Basado en más de 30.000 coches, el estudio llega a una conclusión contundente: las baterías de iones de litio resisten mucho mejor de lo que suele creerse. Su rendimiento se mantiene estable durante años y la necesidad real de sustituirlas es mucho más baja de lo que anticipan la mayoría de los usuarios.

CATL Batería Estado Sólido
La degradación de la batería es lenta, según afirma este estudio.

Solo es necesario en casos excepcionales

El titular más destacado que deja el estudio es que, de todos los coches que han analizado, menos del 4% ha cambiado la batería que montaba de fábrica. La compañía admite que el dato es mayor que en el estudio previo que realizaron, pero que esto se debe a que hay una mayor presencia de coches con cada vez más antigüedad. De hecho, es esa antigüedad o, mejor dicho, la generación de eléctricos a la que pertenece cada vehículo, con los cambios de tecnología que ello implica, lo que afecta directamente a la durabilidad de las baterías.

El dato más llamativo del estudio es que menos del 4 % de los vehículos analizados ha tenido que sustituir la batería original. Recurrent Auto reconoce que este porcentaje es ligeramente superior al de su informe anterior, aunque lo atribuye a un motivo lógico: la creciente presencia de coches eléctricos más antiguos dentro del muestreo.

En realidad, es esa antigüedad —o, dicho de otro modo, la generación tecnológica a la que pertenece cada modelo— la que influye de forma decisiva en la durabilidad de las baterías. Las primeras generaciones de eléctricos contaban con sistemas menos avanzados que los actuales, y eso se refleja directamente en la longevidad de sus baterías.

En los modelos considerados de primera generación —los lanzados entre 2011 y 2016— el porcentaje de vehículos que ha necesitado un reemplazo de batería es el más elevado, situándose en torno al 8,5 %. En los eléctricos de segunda generación, fabricados entre 2017 y 2021, la cifra desciende de forma notable hasta el 2 %. Y en la tercera generación, que abarca desde 2022 hasta la actualidad, el reemplazo es prácticamente anecdótico: apenas un 0,3 % de los casos.

Estos datos dejan claro que cambiar la batería de un coche eléctrico es algo extraordinariamente poco común. De hecho, los motivos que pueden llevar a ello son dos, y ambos son excepcionales:

  • Fallo o defecto: puede deberse a un error de fabricación o a un problema estructural. En algunos casos podría tratarse de un defecto generalizado, lo que implicaría una llamada a revisión; en otros, de un incidente puntual que afecte únicamente a un vehículo concreto.
  • Antigüedad y desgaste natural: resultado de la degradación progresiva que experimenta cualquier batería con el uso y el paso del tiempo. En automóviles, este proceso es especialmente lento: puede extenderse entre 10 y 20 años. Incluso entonces, la batería no “muere”, sino que simplemente va perdiendo capacidad poco a poco. Por eso, llegar al punto de necesitar un reemplazo es poco habitual.

Liz Najman, directora de análisis de mercado en Recurrent, explicó a InsideEVs que los resultados del estudio son concluyentes: “Es muy raro que necesites cambiar la batería”. Reconoce que pueden producirse fallos aislados, pero insiste en que, una vez que un vehículo eléctrico ha salido a la carretera y funciona con normalidad, “no hay motivos para una preocupación especial”.

Además, Najman destaca que el avance tecnológico entre generaciones ha sido determinante. “Cuando empezaron a llegar los eléctricos de segunda generación, como los Chevy Bolt o los primeros Tesla Model 3, la tecnología había mejorado muchísimo. Y eso se refleja en la caída de la tasa de reemplazos. Creo que los fabricantes han aprendido realmente cómo mantener las baterías de iones de litio seguras y en buen estado”, señala.