Las cámaras de representantes de la Unión Europea se han convertido en un ir y venir de ideas, decisiones y políticas. Europa no parece tener claras las ideas. Si bien tenemos claro que el coche eléctrico es el futuro, no se dan las herramientas necesarias para fomentar la movilidad eléctrica. Sin subsidios, Europa está cada vez más lejos de su horizonte de 2035. Muchos ya dan por hecho de que esa fecha se va a retrasar. La industria del automóvil en Europa pide tiempo y cambiar la normativa para favorecer la llegada de coches más pequeños y baratos que abran la puerta de la electromovilidad a los conductores. Ahora, por fin, Ursula von der Leyen ha mostrado su apoyo a la idea.
Si has viajado al lejano Japón habrás conocido la figura de los Kei-Car. Al vivir en una isla, en una grande, pero isla al fin y al cabo, los japoneses han tenido que adaptarse al terreno. Son los coches los que se adaptan al espacio, no al revés. Los Kei-Car ofrecen una perfecta solución de movilidad urbana con condiciones fiscales muy favorables y una normativa muy concreta en medidas, potencia y seguridad. Esa es la misma idea que lleva tiempo pidiéndole a Europa algunos fabricantes como Stellantis y Renault.

Todavía estamos muy lejos de ver un primer kei-car eléctrico en Europa
Si queremos aumentar la presencia de coches eléctricos en Europa necesitamos coches más baratos. La actual regulación europea asfixia a las marcas. Los coches pequeños tienen que cumplir con las mismas normas que los grandes, pero a un precio de mercado muy inferior. Los coches pequeños ya no son rentables para las marcas y estas han advertido que de no producirse un cambio estaban abocados a la desaparición. Imagínate un mundo en el que no existen coches como el Dacia Spring o el SEAT Ibiza. Millones de conductores en Europa no tendrían posibilidad de acceder a un vehículo.
La presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, se ha comprometido a trabajar personalmente con los máximos responsables de la industria para desarrollar una nueva categoría de “coches eléctricos” pequeños y asequibles en un intento de salvaguardar la industria. Todos nos maravillamos ante la imponente presencia de los nuevos BMW iX3 y Mercedes GLC, pero son las categorías inferiores las que más se venden en todo el espacio comunitario. En el pasado mes de julio John Elkann, Presidente de Stellantis, y Luca de Meo, por entonces CEO del Grupo Renault, unieron fuerzas para presionar a Europa.

La idea es crear una categoría como la de los Kei-Car japoneses. Dar forma a una normativa específica en medidas, pesos, seguridad y emisiones que permita a las marcas reducir los costes de producción y, por lo tanto, de venta. El problema de Europa y de su farragoso sistema político es que las decisiones tardan mucho tiempo en ejecutarse. Nadie en el seno de la cámara alta europea se atreve a dar un plazo de ejecución. Todavía quedan muchos pasos que dar, puede que todo acabe en nada, pero lo que sí está claro es que hoy estamos más cerca que ayer de ver una nueva categoría de coches eléctricos.