Ya no queda nada de aquella China aislada que ofrecía trabajos precarios y productos de mala calidad. En apenas una generación el gigante asiático ha despertado de su letargo para convertirse en la mayor de las potencias industriales del planeta. El sector de la automoción demuestra, como ningún otro, el gran avance del país. A pesar de su éxito, la industria del automóvil chino vive un momento delicado. Las elevadas cifras de ventas camuflan un problema de competencia. Demasiadas marcas pelean en los concesionarios. En medio de semejante clima de tensión BYD decide subirle el sueldo a la mayoría de sus 900.000 empleados.
BYD es un gigante industrial. Una empresa que cuenta, no sólo con casi 1 millón de trabajadores repartidos por todo el mundo, con una red de fábricas, proveedores y logística de impresionantes dimensiones. A pesar de su éxito, BYD debe pelear como cualquier otra en un mercado saturado de marcas y modelos. Aunque la demanda sigue siendo alta, la oferta es excesiva. China vive una batalla de precios que amenaza con destruir la propia industria que tanto tiempo y dinero ha costado levantar. El Gobierno chino ha decidido tomar cartas en el asunto para, por lo menos, garantizar que las ventas generen beneficios.

Entre 60 y 360 euros más al mes
Ante semejante oferta las empresas no tienen más remedio que reducir los precios hasta el punto de no ganar dinero -e incluso perderlo-. Los beneficios se resienten y ya son varias las compañías que han cerrado a lo largo de los últimos años. La alta competencia exige a las marcas mejorar sus productos y para ello el departamento de I+D se antoja esencial. Para garantizar esa innovación y la fuga de ingenieros, numerosas empresas del sector están promoviendo un aumento de salarios a esos trabajadores fundamentales que forjan los avances con los que la industria automovilística china espera conquistar el mundo.
CATL, el mayor fabricante de baterías para vehículos eléctricos del mundo, ha sido la primera en dar el paso. Ahora es BYD la que se lanza a la mejora salarial, pero a una escala completamente diferente. Los de Shenzhen emplean a más de 900.000 trabajadores repartidos por todo el mundo. 110.000 de ellos trabajan como ingenieros en el área de Investigación y Desarrollo. Tal y como citan fuentes chinas, el incremento de sueldos mensuales se sitúa en una horquilla de entre 500 y 1.000 yuanes, entre 60 y 120 euros por mes. Un grupo más pequeño y selecto, posiblemente ingenieros de I+D, verán incrementado su sueldo entre 2.000 y 3.000 yuanes mensuales (entre 240 y 360 euros).

No parece una subida muy importante, pero si tenemos en cuenta el número de empleados que BYD tiene en nómina, el gasto adicional es considerable. Si tomamos como subida media unos 100 euros, unos 828 yuanes al cambio, y lo multiplicamos por número de trabajadores totales, nos da que el gasto adicional anual es de 90 millones de euros al mes, que multiplicado por los 12 meses del año supone una partida adicional, solo en sueldos, de más de 1.000 millones de euros. Los trabajadores de BYD en China tienen ventajas como dos ajustes salariales y una oportunidad de ascenso cada año, aunque el ritmo de trabajo es muy diferente al de un empleado europeo.