La tecnología híbrida llegó a los coches con el objetivo de conseguir vehículos más eficientes, que gastaran menos y fueran más limpios. Cuanto mayor es el grado de participación eléctrica, más se consigue ese objetivo, pero también es importante para ello que el motor de combustión sea lo más eficiente posible. Esto hace que haya una combinación que se considere como idónea, pero que actualmente solo hay un modelo que la represente: el Mercedes Clase C con su versión híbrida enchufable diésel.
Aunque no gocen de buena fama en la actualidad, los motores de gasóleo siempre han sido un ejemplo de frugalidad, logrando consumos mucho más bajos que motores equivalentes de gasolina. Teniendo esto en cuenta, utilizarlos como base para un sistema electrificado es una buena idea, pero, mientras que sí se usan en mecánicas microhíbridas, combarlos con una PHEV es una solución muy poco explorada. Mercedes es una de las pocas marcas que han ofrecido versiones de este tipo, contando en su gama actualmente con el C 300 de con tecnología híbrida EQ y C 300 de 4MATIC con tecnología híbrida EQ, que están disponibles desde 69.243 y 71.755 euros, respectivamente.

Lo mejor de dos mundos
Ambas versiones son prácticamente idénticas, salvo porque una es de tracción trasera y la otra integral. Cuando emplean el sistema híbrido enchufable al completo consiguen un rendimiento considerable con una eficiencia sobresaliente, pero actuando por separado también destacan.
El motor diésel que utilizan es un 2.0 turbo de cuatro cilindros en línea que desarrolla una potencia de 197 CV y un par máximo de 440 Nm. Le acompaña uno eléctrico que entrega 95 kW (129 CV). De manera combinada consiguen una potencia total de 313 CV y un par máximo de 700 Nm, que en una berlina media (4.751 mm de longitud) permiten una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,2 segundos, además de una velocidad máxima de 240 km/h (235 km/h en la versión con tracción integral).
Lo interesante está en que cuenta con una batería de 19,5 kWh de capacidad, con la que el tracción trasera puede circular hasta 117 km en modo eléctrico y el 4MATIC hasta 111 km. Aunque son cifras que últimamente son más comunes entre los PHEV, hasta hace no mucho superar el centenar de kilómetros era algo que estaba reservado a muy pocos. En este modo gasta solo 14,3 kWh/100 km y homologa un consumo de 1,6 l/100 km y unas emisiones de CO2 de 41 g/km. La variante de tracción integral tiene, como es entendible por su mayor peso, peores registros: 15,1 kWh/100 km, 1,7 l/100 km y 45 g/km de CO2.
La batería puede recargarse, como es habitual, en corriente alterna a 11 kW, con la que necesita 2 horas para recuperarse por completo. Sin embargo, aunque es menos común también soporta carga en corriente continua a 55 kW, algo que quizá se quedase corto en una de mayor capacidad, pero que en esta es suficiente como para pasar del 10 % al 80 % en 20 minutos.

Un familiar al que se puede poner una pega
Por el segmento en el que se enmarca, el C 300 de con tecnología híbrida EQ es un vehículo familiar pensado para echarse a la carretera a hacer kilómetros y kilómetros de una manera muy eficiente. Tiene tamaño de sobra para transportar a cinco adultos, pero hay un problema que juega en su contra si se compara con las versiones no híbridas enchufables del modelo: el maletero.
El Mercedes Clase C tiene una capacidad de 455 litros en la carrocería berlina y todavía más, 490 litros, en la carrocería Estate. Sin embargo, en los PHEV, para poder alojar la batería, pierden un volumen considerable en ambos casos: el primero se reduce hasta 315 litros y el segundo a 360 litros, lo que supone perder, respectivamente, 140 y 130 litros.