Tesla ha sufrido un nuevo revés legal en Estados Unidos. Una jueza federal ha autorizado que avance una demanda colectiva contra la compañía por, presuntamente, engañar a los consumidores durante años acerca de las capacidades de su sistema de conducción autónoma.
La decisión llega en un momento especialmente delicado para el fabricante, que enfrenta una oleada de litigios tras haber sido considerado parcialmente responsable en un caso de homicidio culposo vinculado al uso de Autopilot, su sistema de asistencia avanzada al conductor. Actualmente existen una docena de procesos judiciales en curso en torno a esta tecnología.
Promesas incumplidas

Desde 2016, Tesla ha asegurado que todos sus vehículos estaban equipados con el hardware necesario para alcanzar la denominada “conducción autónoma total” (Full Self-Driving o FSD), correspondiente a niveles 4 y 5 de autonomía, es decir, conducción sin supervisión humana. Sin embargo, esto nunca se materializó.
La compañía ha vendido el paquete FSD como una opción de software adicional, lo que generó fuertes expectativas entre los compradores. Años más tarde, Tesla reconoció que los vehículos equipados con hardware de tercera generación (HW3) no alcanzarían nunca una autonomía plena sin intervención humana, lo que derivó en acusaciones de publicidad engañosa.
El fallo de la jueza
No road rage, no distractions
— Tesla (@Tesla) December 31, 2024
In detail, we rolled out ...
– Actually Smart Summon (allowing your Tesla to come to you from anywhere in the parking lot)
– FSD Supervised V13 (enabling your Tesla to exit the parking spot, drive to your destination & park itself)
– Tesla Vision… pic.twitter.com/ARnFMyVIKR
La jueza del Distrito Norte de California, Rita Lin, determinó que Tesla no solo carecía de la tecnología prometida, sino que además no había sido capaz de demostrar un viaje largo realizado de forma autónoma con ninguno de sus modelos. Esta constatación, señaló, justifica la existencia de una demanda colectiva.
Uno de los puntos clave del fallo es el singular modelo de comunicación de Tesla. Aunque el fabricante no utiliza la publicidad convencional de la industria, la jueza consideró que las afirmaciones realizadas a través de su página web, entradas en blogs, redes sociales y declaraciones de Elon Musk, constituían una forma válida de promoción comercial con alcance masivo.
Hay dos subgrupos afectados para los que fue aceptada la demada colectiva. Por un lado, los compradores de California que adquirieron el paquete FSD entre octubre de 2016 y mayo de 2017, y, por el otro, los que optaron por excluirse de la cláusula de arbitraje entre 2017 y mediados de 2024.
Además de la compensación económica a los propietarios, la demanda solicita una orden judicial que impida a Tesla seguir realizando afirmaciones similares en el futuro sobre sus productos.
El litigio se suma a una lista creciente de procesos en los tribunales estadounidenses relacionados con los sistemas de conducción asistida de Tesla. La estrategia de la empresa de imponer cláusulas de arbitraje en los contratos limita el alcance de las reclamaciones, aunque varios clientes lograron quedar fuera de esta restricción.
Para los críticos, el caso ilustra un patrón de comportamiento: Tesla habría vendido durante años una capacidad que nunca estuvo disponible en la práctica. “Es tan simple como que prometieron algo que no entregaron”, resumió un analista citado por Reuters.
Con más de una decena de juicios pendientes, el desenlace de este proceso podría marcar un precedente clave sobre la responsabilidad de Tesla en sus promesas tecnológicas y el futuro de su estrategia comercial.