Las Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV) en España se rigen por un calendario en función de la antigüedad y el tipo de vehículo. Para los turismos particulares, la primera revisión es necesaria cuando el coche cumple cuatro año. Tras ese periodo inicial, la frecuencia cambia: entre los 4 y 10 años de vida, la ITV debe repetirse cada dos años; y una vez que el coche supera los 10 años, la inspección pasa a ser anual para garantizar que el vehículo mantiene condiciones óptimas de seguridad y emisiones.
La pegatina que se coloca tras pasar la ITV en España es mucho más que un simple adhesivo en el cristal: se trata del “Distintivo de Inspección Técnica Periódica del Vehículo” (V-19), un sello oficial que acredita que el coche ha superado con éxito la revisión técnica obligatoria. Este distintivo debe colocarse en un lugar claramente visible del vehículo. No mostrarla o no tenerla visible se considera una infracción leve, que puede acarrear una multa de hasta 100 euros.

La trampa de la pegatina V-19 falsa
El distintivo V-19 utiliza colores (verde, amarillo o rojo) que se alternan en ciclos de tres años para indicar el año en el que caduca la próxima ITV, ayudando así a las autoridades a identificar de un vistazo si el vehículo está al día con sus controles técnicos.
La Audiencia Provincial de Murcia ha ratificado una sentencia que sanciona con 900 € de multa a un conductor que circulaba con una pegatina de la ITV falsa pegada en su coche, en un caso que ha puesto de manifiesto la gravedad legal de manipular o falsificar documentos vinculados a la seguridad vial.
La resolución, respaldada por el fiscal, confirmó la condena dictada inicialmente por un juzgado de lo penal de la provincia tras un incidente detectado en septiembre de 2020 por agentes de la Guardia Civil de Tráfico en la autovía A-33, en el término municipal de Blanca (Murcia). En el momento del control, el vehículo estaba estacionado en un arcén cuando los agentes comprobaron que el distintivo no correspondía a la realidad de la inspección del coche.
La pegatina de la ITV no es un simple accesorio estético, sino la representación física de un proceso oficial regulado por el Reglamento General de Vehículos. Aunque la normativa vigente obliga a llevar colocada la pegatina correspondiente en el parabrisas, su falsificación o el uso de una que no corresponde al vehículo constituye una delito de falsedad documental, castigado por los tribunales con multas o incluso penas de prisión, dependiendo de las circunstancias y de la intencionalidad del autor.
En este caso concreto, el condenado trató de argumentar que no fue sorprendido “conduciendo” el vehículo sino aparcado, una defensa que no fue aceptada por el tribunal, dado que la penalización recae en el uso del documento falso y su exhibición pública durante la circulación o estacionamiento.
Aunque el sistema ITV está informatizado y el propio organismo dispone de registros electrónicos de cada inspección, el distintivo sigue siendo un elemento visual que permite a agentes de tráfico identificar de manera rápida la vigencia de la inspección en controles rutinarios.

Según datos recientes de la Dirección General de Tráfico (DGT), en campañas específicas de control, miles de conductores son denunciados cada año por no cumplir con la ITV, lo que no solo implica sanciones económicas, sino también riesgos añadidos de siniestros o fallos mecánicos en carretera.
Usar una pegatina de ITV que no corresponde al vehículo es un delito. Más allá de la multa, la consecuencia es una advertencia sobre la importancia de la integridad documental y del compromiso con la normativa, tanto para la seguridad vial como para la confianza general en los sistemas que regulan la circulación en España.