El crecimiento de la cuota de mercado de los coches eléctricos, al menos en estos primeros pasos, depende en gran parte de las ayudas estatales a la compra. Gracias a los subsidios, son muchos los que se animan a adquirir su primer vehículo de baterías y, si estos paran, las ventas se ralentizan. Es por eso que la mayoría de países refuerzan o amplían de manera regular las ayudas que ofrecen para este fin, pero el esfuerzo que va a realizar Corea del Sur es incluso mayor del habitual.
El gobierno del país asiático ha decidido reforzar de manera considerable los subsidios que concede para la compra de vehículos eléctricos en el año 2026, elevando el presupuesto asignado un 20 %, de los 780.000 millones de won que ha dispuesto en 2025 hasta 936.000 millones de won para el próximo año. Esta decisión forma parte de un paquete denominado “K-mobility Global Leadership Strategy”, con el que Corea del Sur busca preparar a su industria automotriz para la era de la electrificación y la inteligencia artificial, así como consolidar su competitividad en los mercados globales.

Un bono de renovación que es como el extra por achatarramiento español
Dentro de ese paquete de medidas, el gobierno ha introducido un “bono de renovación” de un millón de won (unos 590 € al cambio) para aquellos conductores que achatarren su vehículo de combustión interna y adquieran a cambio un automóvil eléctrico de baterías o de pila de combustible. A efectos prácticos es como el extra de achatarramiento que se concede con el Plan Moves, aunque hay diferencias.
En España la cuantía que se recibe es mucho mayor, de 2.500 euros, haciendo que el cómputo global de la ayuda pueda subir de los 4.500 a los 7.000 euros. Pero en nuestro país se especifica que para acceder a él el coche que se entregue tiene que tener más de 10 años de antigüedad, mientras que en el caso de Corea del Sur no se hace referencia a este aspecto. Por lógica, deberían ser los poseedores de automóviles más antiguos los que opten por él, porque su vehículo no tenga un valor de reventa mayor, pero sobre el papel se podría entregar cualquiera de combustión.
Dentro del plan también se han previsto programas especiales de subvención para autobuses eléctricos y de hidrógeno, con el objetivo de impulsar una transición más amplia hacia medios de transporte más limpios que también afecte a este tipo de vehículos que, por su tamaño, el tiempo que están operativos y los kilómetros que recorren, son una fuente importante de contaminación.
Un plan que también es industrial y tecnológico
El plan K-mobility no solo incluye el ‘Plan Moves’ coreano, es un proyecto a gran escala que también incluye otras ramas de la industria. Por una parte, incluye también un apoyo estructural a los proveedores de componentes automotrices, ya que se busca transformar alrededor del 70 % de los fabricantes de piezas para motores de combustión en empresas especializadas en vehículos limpios para 2030. Para ello, se van a lanzar programas de investigación y desarrollo centrados en la transformación verde. En la misma línea, se espera formar unos 70.000 trabajadores con capacidades en “movilidad futura” hasta 2033.
En el ámbito tecnológico, el plan incluye el desarrollo de plataformas para vehículos definidos por software y vehículos definidos por inteligencia artificial. Para ello, el gobierno colaborará con empresas nacionales como LG Electronics y Hyundai Mobis, y planea establecer el marco normativo necesario para este tipo de vehículos durante 2026.
Como colofón final, Corea del Sur quiere expandir sus exportaciones de vehículos eléctricos abriéndose a nuevos mercados en países de rápido crecimiento como son Brasil, Arabia Saudí e India. Para ello creará un fondo de innovación de 50.000 millones de won (unos 29,5 millones de euros).

