Durante la presentación del nuevo Alpine A390 en Dieppe, Luca de Meo, consejero delegado de Renault, compartió su visión sobre el futuro de la industria automotriz europea, el papel del coche eléctrico, los desafíos del segmento de vehículos pequeños y el posicionamiento de Alpine como marca prémium. En un encuentro con medios, De Meo ofreció una perspectiva realista pero ambiciosa del momento actual del sector.
La rentabilidad de los coches pequeños, en crisis
Luca de Meo fue claro: la industria automovilística europea no está ganando dinero con los coches pequeños, pues enfrentan márgenes muy ajustados, y con el aumento de los requisitos de seguridad, emisiones y tecnología, su viabilidad económica está en duda. Así lo asegura el consejero delegado de Renault en las declaraciones recogidas en una entrevista publicada en el medio Hoy.

“Un 30% de los europeos quiere un coche pequeño, pero las nuevas normativas encarecen su producción. Estamos pidiendo una regulación específica para ellos, como los kei cars en Japón”, explicó el directivo. Esto es especialmente relevante para países como España, Italia y Francia, donde la producción de vehículos de segmentos pequeños ya ha comenzado a caer.
El papel de Alpine en el Grupo Renault
Aunque Alpine representa menos del 1% del volumen de ventas del Grupo Renault, De Meo aseguró que su valor va más allá de las cifras: “No persigo el volumen. Alpine existe para demostrar que Renault puede hacer productos de gama alta”. Destacó la versión de producción del Alpine A110, que se ensambla en Dieppe a partir de carrocerías fabricadas en otra ubicación, como ejemplo de eficiencia con volúmenes limitados.
Además, subrayó la importancia del valor residual en el mercado prémium y reafirmó el compromiso con la electrificación de la marca: “Relanzar una marca prémium requiere de al menos 20 años. Nosotros vamos por buen camino”.
Electrificación, pero sin exclusiones

Luca de Meo no cree en una única solución para la movilidad. Aunque Renault apuesta con fuerza por los coches eléctricos, en los que busca replicar el éxito conseguido con sus híbridos, también insiste en que es necesario un enfoque más abierto: “Necesitamos varias soluciones. El eléctrico no cubrirá todos los usos. Si lo pretendemos, el mercado europeo se reducirá a la mitad”.
De paso, el CEO del grupo francés ha querido recordar que, hace cuatro años, Renault no tenía un papel destacado en la tecnología híbrida, y que ahora es el segundo fabricante más potente en este sentido, por detrás de Toyota.
El CEO aboga por cambiar el actual criterio regulador que mide las emisiones “del depósito a la rueda” (tank-to-wheel) por un análisis de CO2 en todo el ciclo de vida del vehículo, lo que considera una propuesta más justa, científica y tecnológicamente abierta.
Alpine como laboratorio de innovación
De Meo también habló del proceso de modernización de Alpine, una marca que estuvo cerca del cierre hace cuatro años. En lugar de adaptar plataformas existentes, decidió crear una nueva plataforma modular y deportiva que permitirá el desarrollo de un Alpine A110 eléctrico más ligero que sus equivalentes con motor de combustión.
“Alpine parte del espíritu de Jean Rédélé: coger una base Renault, mejorarla y aligerarla. Nosotros hacemos lo mismo, pero con tecnología moderna”, explicó. Además, defendió el papel de Alpine en el automovilismo, rechazando cualquier idea de abandonar la Fórmula 1 a pesar de los resultados: “La competición es el corazón de Alpine”.