El aerogenerador eólico MySE18.X-20 MW fue instalado en agosto de 2024 en la provincia costera de Hainan con el objetivo de operar en entornos de viento muy intenso y, en particular, en zonas propensas a tifones. Con un diámetro de rotor entre 260 y 292 metros y una estimación de generación de más de 80 GWh anuales, equivalente al suministro de unos 96.000 hogares, la turbina representaba un hito de la energía eólica.
La empresa china Mingyang Smart Energy ha reconocido que uno de sus prototipos de este aerogenerador marino de 20 MW, considerado el de mayor capacidad individual del mundo, sufrió la rotura de al menos dos de sus palas durante ensayos en condiciones extremas.

Pruebas extremas
En agosto de 2024, la provincia insular china de Hainan acogió la instalación de lo que se presentaba como el aerogenerador más grande del mundo: el MySE18.X‑20MW, fabricado por la empresa Mingyang Smart Energy. Con una potencia de 20 MW, diámetro de rotor variable entre 260 y 292 metros y capacidad estimada para generar alrededor de 80 millones de kWh al año —lo que equivale al consumo eléctrico de unas 96.000 personas—, esta estructura rompía todos los récords conocidos.
El fabricante afirmaba que la turbina había sido diseñada para operar en condiciones extremas, incluyendo ráfagas de viento de hasta 79,8 m/s, cercanas a las de un tifón de categoría cinco, lo que le otorgaría una clara ventaja en entornos particularmente agresivos como los mares del sur de China. Sin embargo, apenas iniciadas las pruebas, el aparato sufrió un severo contratiempo: varias de sus gigantescas palas se fracturaron y se desprendieron durante el ensayo, según informan medios especializados.
El incidente se registró cuando el prototipo ya estaba en fase de ensayo, aún sin haberse comercializado ni producido en serie. Mingyang reconoció que “el producto se encuentra en fase experimental” y que el fallo se produjo bajo “condiciones anormales y extremas” diseñadas para asegurar su fiabilidad futura. Afortunadamente, no hubo daños personales.
A pesar del percance, la empresa destacó que el sistema base no falló: el aerogenerador continuó en funcionamiento aunque con palas dañadas. El impacto no pasa inadvertido: los enormes álabes, de casi 300 metros de longitud, representan un desafío técnico inédito en términos de materiales, carga aerodinámica y resistencia mecánica

Según Mingyang, el equipo está aún en fase de pruebas y no ha entrado en producción comercial. La empresa señala que estas pruebas “críticas” son necesarias para garantizar que los modelos cumplan con estándares de fiabilidad elevados.
Mingyang ya tiene en desarrollo una versión aún mayor, el MySE 22 MW, con rotor de más de 310 metros y palas de fibra de carbono, cuyo objetivo también es alcanzar los 80 GWh anuales. No obstante, el incidente en Hainan sirve como recordatorio: la innovación tiene costes, y el camino hacia la generación masiva exige pruebas más severas, materiales más resistentes y márgenes de seguridad más amplios.
El hecho de que el mayor aerogenerador del mundo haya sufrido daños en fase de pruebas sugiere que la escalabilidad de la tecnología enfrenta retos significativos: materiales, aerodinámica, control de vibraciones, y capacidad para resistir fenómenos extremos (como los tifones) son barreras clave.
El fallo del prototipo de Mingyang revela que la infraestructura energética renovable aún está sometida a una fase de aprendizaje, sobre todo cuando se empuja el límite tecnológico. La energía eólica, pieza clave de ese ecosistema, atraviesa un momento crítico en su paso a escala extra grande.