Con 96.000.000 € de financiación y 380 turbinas, un fabricante de aerogeneradores entra en bancarrota y echa la culpa a la incertidumbre regulatoria

Eno Energy, fabricante de aerogeneradores, entra en bancarrota con 280 empleados y más de 800 MW instalados. Busca inversor tras presión de precios e incertidumbres regulatorias.

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A principios de octubre, la compañía se declaró en bancarrota.
29/10/2025 14:00
Actualizado a 29/10/2025 14:00

Eno Energy se ha declarado en bancarrota y se ha acogido al procedimiento de insolvencia en Alemania. A principios de octubre, el Tribunal de Rostock abrió el expediente y nombró administrador provisional al abogado Christoph Morgen (Brinkmann & Partner). La compañía, con unos 280 empleados, opera principalmente desde Rostock y Rerik y mantiene la actividad básica mientras se analiza su viabilidad y se buscan inversores.

Esta es la historia de Eno Energy

Fundada en 1999 como desarrolladora de parques, Eno Energy empezó a diseñar turbinas en 2005 e instaló su primer aerogenerador en 2008 (Francia). Desde entonces ha construido un historial acumulado de 380 turbinas y más de 800 MW, con especial presencia en el norte de Alemania, además de algunos proyectos en otros países europeos.

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La empresa ha construido ha acumulado 380 turbinas y más de 800 MW.

La empresa ha apostado por una arquitectura técnica propia, con un generador síncrono excitado eléctricamente (sin tierras raras) con full converter y multiplicadora. Es una solución minoritaria frente a los PMG ‘direct-drive’, pero no exclusiva del mercado. Su plataforma enoventum ha ido escalando potencias con modelos como eno140-4.2, eno152-5.6 y el eno160-6.0 MW, este último instalado como prototipo entre 2024 y 2025.

En el plano financiero, Eno Energy recibió en 2021 un paquete de estabilización del WSF (Fondo de Estabilización Económica alemán) de hasta 28 millones de euros. En primavera de 2025 cerró además otros 55 millones de euros de financiación a largo plazo con un sindicato de bancos regionales, respaldados por garantías públicas del Gobierno federal. Y, además, el estado de Mecklemburgo-Pomerania reconoció avales por 13,4 millones de euros. Por tanto, hablamos de una financiación superior a los 96 millones de euros.

Pese a ese balón de oxígeno, la tesorería siguió bajo presión. La compañía y autoridades locales citan varios factores encadenados: cartera de proyectos amplia con mucho capital inmovilizado antes de generar caja, fuerte competencia y caída de precios en eólica terrestre y, especialmente, la resolución de contratos por parte de un proveedor de palas, que obligó a recertificar y replanificar proyectos, retrasando hito tras hito de cobro.

La incertidumbre política, causante de la crisis financiera

A ese cuadro se suma la incertidumbre política y regulatoria en el mix energético alemán, con debates sobre capacidad de respaldo y nuevas centrales de gas, que, según el sector, enfría decisiones de inversión y complica la financiación de proyectos en desarrollo. Eno Energy lo ha señalado como uno de los causantes de su crisis financiera.

En lo industrial, la empresa había intentado diversificar ingresos con servicios de operación y mantenimiento y con licencias tecnológicas. De hecho, llegó a anunciar un acuerdo de fabricación bajo licencia en Polonia en 2025. Sin embargo, el salto de escala que exigía su plataforma de 6 MW coincidió con un ciclo de costes altos en la cadena de suministro y un mercado muy sensible al precio.

El administrador concursal ha prefinanciado nóminas y ha abierto un proceso de búsqueda de inversores. Sobre la mesa hay dos vías: venta total o parcial de activos (incluida la tecnología) o continuidad tras una reestructuración que reduzca deuda y fije un perímetro rentable. La compañía asegura disponer de una cartera de proyectos en curso cercana a 1 GW, con 400 MW ya permitidos, que podría aportar valor a un comprador estratégico.

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La compañía cuenta con unos 280 empleados y busca nuevos inversores.

Para los trabajadores y para el ecosistema local de proveedores de Rostock, el objetivo a corto plazo es mantener la actividad y estabilizar pagos mientras avanza el proceso judicial. El éxito dependerá de asegurar palas compatibles, cerrar contratos de suministro y recuperar confianza de bancos y clientes en un mercado con plazos de entrega y precios muy exigentes.

El caso de Eno Energy ilustra la crisis de rentabilidad que atraviesa la eólica terrestre europea, con costes financieros más altos que en 2020-2021, presión competitiva global, burocracia lenta en permisos y sensibilidad política que añade ruido a las decisiones empresariales. Incluso con financiación reciente, una cadena de retrasos y recertificaciones puede vaciar la caja de un fabricante mediano.

A falta de un plan definitivo, la insolvencia no equivale a liquidación. Se trata de un paréntesis legal para ordenar deudas y buscar una salida. Si aparece un inversor industrial dispuesto a aportar músculo en compras y suministro, y el entorno regulatorio acompaña, Eno Energy podría sobrevivir más pequeña y enfocada. Si no, el desenlace será una venta de activos y la desaparición de otra marca europea en un segmento cada vez más concentrado.