El ‘verdadero’ Tesla destruyó toda la documentación de un arma capaz de arrasar "con todo lo que estuviera en un radio de 300 km”

Nikola Tesla diseñó un arma de energía dirigida conocida como “rayo de la muerte”, con la que aspiraba a evitar guerras mediante la disuasión a escala global.

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El enigmático “rayo de la muerte” de Nikola Tesla: ciencia, mito y disuasión.
24/08/2025 11:00
Actualizado a 24/08/2025 11:00

Nikola Tesla, una de las mentes más brillantes del siglo XX, dejó tras de sí un legado tan revolucionario como misterioso. A lo largo de su carrera, fue pionero en tecnologías que han definido la sociedad moderna, como la corriente alterna, la radio o la transmisión inalámbrica de energía.

Sin embargo, uno de sus proyectos más controvertidos fue el diseño de un arma de energía dirigida que él mismo bautizó como “Teleforce”, más conocida por la prensa como el “rayo de la muerte”.

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Nikola Tesla quiso inventar el arma disuasoria total que acabaría con las guerras.

¿Un arma para la paz?

Contrario a lo que su nombre sugiere, Tesla no diseñó esta tecnología con fines ofensivos. Según el propio inventor, el objetivo de su invención era crear un escudo de defensa tan poderoso que disuadiera cualquier intento de invasión, acabando así con las guerras. En sus palabras: “Si cada nación tuviera un arma invulnerable que pudiera detener a cualquier enemigo al instante, ninguna se atrevería a atacar a otra”.

El sistema se basaba en acelerar partículas metálicas a velocidades extremadamente altas mediante energía electromagnética, y proyectarlas contra un objetivo a una distancia de hasta 300 kilómetros. Tesla aseguraba que este rayo podría destruir un ejército completo o derribar una flota aérea enemiga sin necesidad de intervención humana directa.

Desde el punto de vista actual, el concepto de Tesla anticipa ciertas tecnologías de defensa modernas, como los sistemas láser de alta energía o las armas de microondas que ya se están desarrollando por potencias militares como Estados Unidos, Rusia o China. Sin embargo, en la época de Tesla, las primeras décadas del siglo XX, la capacidad técnica para construir un arma de tales características era, como mínimo, limitada.

El propio Tesla intentó convencer a varios gobiernos para que financiaran su proyecto. En 1934, envió propuestas al Reino Unido, la Unión Soviética y Estados Unidos, sin éxito. El único país que mostró cierto interés fue la URSS, que le otorgó 25.000 dólares para una posible implementación. No obstante, los documentos oficiales y esquemas técnicos nunca fueron entregados en su totalidad, y se sospecha que Tesla ocultó parte clave de la tecnología para evitar un uso indebido.

Un gran misterio por resolver

Cuando Tesla murió en 1943 en Nueva York, el FBI confiscó inmediatamente todos sus documentos personales, lo que alimentó las teorías conspirativas en torno a su “rayo de la muerte”. Algunos investigadores creen que los documentos incluían instrucciones detalladas para la construcción del arma, mientras que otros piensan que se trataba más de una idea conceptual que de un proyecto viable.

Aunque muchas de las notas fueron posteriormente desclasificadas, el informe del gobierno estadounidense concluyó que ninguna de las ideas encontradas tenía aplicación práctica inmediata, aunque reconocían su valor teórico.

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La polémica está servida, ¿existe la documentación para construir el “rayo de la muerte” o solo es una idea conceptual?.

Tesla, precursor de la tecnología de defensa moderna

Pese a que el “rayo de la muerte” nunca se materializó, su idea ha resonado durante décadas en el campo de la defensa y la tecnología militar. Hoy en día, proyectos como el Sistema Láser Táctico de Alta Energía del ejército estadounidense (HEL-TVD) o el láser Iron Beam de Israel buscan neutralizar amenazas con rayos de energía concentrada, en lo que puede considerarse una evolución de los conceptos que Tesla adelantó.

Además, en un contexto geopolítico donde las armas de energía dirigida están ganando terreno como alternativas no convencionales, la figura de Tesla sigue siendo citada como pionera. Su idea de disuasión total mediante tecnología avanzada, aunque utópica en su formulación, refleja una visión de futuro que sigue siendo relevante.

Nikola Tesla no solo fue un inventor adelantado a su tiempo, sino también un idealista que creyó en la capacidad de la ciencia para erradicar el conflicto humano. Su “rayo de la muerte”, más allá de su posible viabilidad técnica, simboliza la tensión entre el avance tecnológico y su uso ético. En plena era de desarrollo de armas no cinéticas, la reflexión que dejó Tesla sigue siendo más actual que nunca.

Hoy, la palabra “Tesla” se relaciona directamente con los coches eléctricos de Elon Musk. Una tecnología que, de otra manera, también puede cambiar el mundo y el escenario geopolítico, y puede ser también para bien. Algo que, en ocasiones y sobre todo últimamente, parece haber olvidado su responsable directo.

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