Spiro nació en 2019, entonces como M Auto Electric, con una idea tan simple como disruptiva: electrificar el corazón de la movilidad diaria africana con motos eléctricas y una red de intercambios de batería que evitara tiempos de espera. En 2022 culminó su cambio de nombre a Spiro y arrancó despliegues acelerados desde Togo y Benín hacia Ruanda, Kenia, Uganda y Nigeria, con el foco puesto en los moto-taxis que vertebran el transporte urbano del continente. Su misión desde ese aterrizaje: hacer que las motos eléctricas sean atractivas y asequibles para el usuario real.
Al frente de la compañía está Kaushik Burman, directivo con dos décadas de experiencia en energía y movilidad. Pasó por Shell, donde impulsó negocios de GNL e hidrógeno, y, sobre todo, por Gogoro, referencia mundial en intercambio de baterías para dos ruedas. Bajo su mandato, Spiro ha profesionalizado su cadena industrial, afinado el producto para usos intensivos y cerrado acuerdos público-privados que le han abierto puertas en varios países.

Más de 130 millones de euros de financiación para electrificar África
El modelo de negocio de Spiro no pivota tanto sobre “vender” motos como sobre poner flota en servicio: planes de suscripción/arrendamiento para conductores profesionales, mantenimiento integrado y una red de intercambio de baterías que garantiza disponibilidad casi continua. El resultado es un coste total de uso menor que el de la combustión y una curva de aprendizaje corta para flotas que trabajan muchas horas al día.
Hay, además, una razón sanitaria y climática de peso: aunque la moto sigue siendo el medio de transporte más accesible en África, una motocicleta de gasolina puede emitir hasta diez veces más hidrocarburos por kilómetro que un coche. En un contexto en el que los usuarios demandan movilidad sin “humo”, la electrificación abre una oportunidad enorme para el continente.

Desde 2023, la compañía ha asegurado más de 150 millones de dólares (unos 130 millones de euros) entre deuda y capital, según Business Insider África. Entre las operaciones más relevantes destacan un préstamo de 63 millones de dólares (54,5 millones de euros) estructurado por Société Générale y una línea de 50 millones de dólares (43,2 millones de euros) con Afreximbank firmada en 2024 para acelerar la expansión regional.
Las cifras más recientes perfilan la magnitud del despliegue de Spiro en África: más de 40.000 motocicletas en circulación, más de 800 estaciones de intercambio, 20 millones de intercambios de baterías y más de 500 millones de kilómetros recorridos sin emisiones en el tubo de escape.
Para bajar la barrera de entrada, Spiro ha anunciado en Nigeria un precio de acceso de tan solo 830 euros al cambio en su modelo Ekon. Con la combinación de intercambio de baterías y mantenimiento planificado, los conductores pueden lograr ahorros de hasta el 40% frente a una moto de combustión en combustible y mantenimiento, según la compañía.
El músculo financiero no llega solo, viene acompañado de industrialización local. Spiro ha avanzado en la apertura de centros de ensamblaje en África oriental y occidental, incluida una planta en Kenia y otra en camino en el estado de Ogun (Nigeria), y en la relocalización progresiva de componentes. Hoy alrededor del 30% del contenido es local. Eso sí, las baterías siguen llegando de China, aunque el plan pasa por atraer más proveedores al continente a medida que escale la producción.

La colaboración con gobiernos se ha convertido en un paso esencial. En Uganda, por ejemplo, la compañía trabaja para sustituir gradualmente parte de la flota de moto-taxis por equivalentes eléctricos apoyados en intercambios de baterías, una fórmula que reduce emisiones y mejora la economía del conductor.
Los objetivos a futuro de Spiro están claros, y son ambiciosos: escalar hasta dos millones de motos en 2030, ampliar la capilaridad de estaciones y profundizar la fabricación local. Para sostener el ritmo, la firma seguirá combinando deuda de desarrollo con banca comercial y acuerdos país a país que aseguren suministro energético y estabilidad regulatoria.