Las bicicletas están teniendo un gran protagonismo en el cambio que está produciéndose en la movilidad urbana. Desde hace un tiempo, hemos podido ver cómo este medio de transporte cuenta con una gran popularidad debido a su bajo coste de mantenimiento y a la nula emisión de partículas contaminantes. Por el contrario, el número de unidades robadas también se ha multiplicado en los últimos años. ¿Podrías imaginar cuál es el número de denuncias de bicicletas que hay cada año en una ciudad como Ámsterdam?
Un estudio realizado por la Universidad de Tokio ha querido ver qué es lo que ocurre detrás del hurto de las bicicletas. ¿Permanecen en la ciudad las unidades robadas o terminan siendo exportadas a otros lugares? La instalación de un conjunto de indicadores GPS escondidos ha permitido determinar, a grandes rasgos, dónde acaban. He aquí algunas de las conclusiones que ayudan a comprender cómo es el funcionamiento de las mafias del transporte.
Así es el mercado de las bicicletas robadas en una ciudad como Ámsterdam
Ámsterdam es, sin duda alguna, una de las grandes capitales de la cultura de la bicicleta. Desde hace mucho tiempo, el apoyo por el uso de este medio de transporte ha llevado a que una buena parte de la población aproveche las ventajas de su sencilla tecnología.No en vano, Holanda es conocido como el país de la bicicleta. La capital de los Países Bajos, sin embargo, también posee un altísimo nivel de robos de las unidades que se encuentran aparcadas en las calles.
Nada más y nada menos que 11.000 unidades fueron sustraídas durante el año pasado a nivel oficial, aunque se cree que, en realidad, el número podría ser mucho mayor. ¿Te has preguntado dónde terminan tras la comisión del delito?
El estudio de la Universidad de Tokio colocó una baliza en un centenar de bicicletas, que fueron aparcadas en lugares estratégicos y conocidos como puntos negros en materia de robos. Tras 5 meses de estudio y seguimiento, fueron sustraídas unas 70 unidades. Gracias a la geolocalización de las mismas, se pudo conocer cuál era la finalidad tras el hurto. Las conclusiones determinan que, efectivamente, hay crimen organizado relacionado con el mundo de las dos ruedas.
Hasta en el 30% de los casos había una organización detrás del robo, mientras que un pequeño porcentaje estaba directamente relacionado con el mercado de ocasión. En torno al 4,3% y 8,6% de las bicicletas robadas terminaban siendo comercializadas en negocios dedicados a la venta de unidades de segunda mano. Una de las conclusiones más destacadas que se pueden obtener a este respecto está directamente relacionada con el lugar de uso de las bicicletas. Al parecer, muchas de ellas acababan circulando por el área próxima a la comisión del hurto.
Por otro lado, la desaparición, en muchos casos, está relacionada con los canales que conectan la ciudad. Cada cierto tiempo, de hecho, hay una serie de barcazas que tienen como objetivo el retiro de las bicicletas que se tiran al agua cada día.
