La batería es uno de los componentes clave del coche eléctrico, pero, por muy importante que sea, pocas marcas han conseguido que la suya se haya hecho un nombre propio en la industria. La excepción es la Blade Battery, obra de BYD, que no solo monta en sus vehículos, si no que la suministra a otros tantos fabricantes. Ahora, la compañía ha anunciado que amplía su garantía hasta 8 años o 250.000 kilómetros.
La duración temporal es la estándar para una batería, pero el kilometraje es muy superior a la media, ya que lo normal es que se sitúe en unos 160.000 kilómetros. Además, la marca asegura un estado de salud mínimo del 70% al finalizar ese periodo. Algo llamativo es que no es una novedad que se deba a cambios en la Blade Battery ni a ninguna innovación tecnológica, la medida tiene carácter retroactivo, así que se aplicará a todos los modelos enchufables de BYD que se han vendido hasta la fecha.

Múltiples garantías
La garantía específica de la batería no es la única que ofrece BYD. La garantía anticorrosión se mantiene en 12 años sin límite de kilometraje, mientras que la unidad de tracción (en la que se engloba tanto el sistema de propulsión como su controlador) está protegida durante 8 años o 150.000 kilómetros y la garantía general del vehículo conserva su duración de 6 años o 150.000 kilómetros.
La confianza de BYD en la Blade Battery se debe a la estructura específica que presenta y que le diferencian de las que ofrecen otros fabricantes. Como su nombre indica, tiene forma de cuchilla y cuenta con elementos estructurales que incrementan la rigidez torsional del conjunto y mejoran la resistencia frente a impactos y deformaciones, así que ofrece una mayor durabilidad en caso de accidente. Esta configuración permite, además, reducir hasta en un 50 % el volumen que ocupa respecto a las baterías convencionales, consiguiendo una mayor habitabilidad y optimización del espacio interior en los vehículos.
BYD ha presumido del buen hacer de su batería en múltiples ocasiones, demostrando los resultados que ha obtenido en sus distintos ensayos técnicos. Tras superar más de 3.000 ciclos de carga y descarga, su vida útil estimada alcanza los 1,2 millones de kilómetros.

Sometida a pruebas de lo más exigentes
Además, se ha sometido a todo tipo de pruebas extremas, para comprobar como rinde en los escenarios más peligrosos aunque sean bastante improbables. Se ha expuesto a sobrecargas del 260 %, ha participado en ensayos en horno con temperaturas por encima de 300 °C, ha sobrevivido a la inmersión en agua salada, ha sido víctima de aplastamientos y de caídas desde altura. Lo más espectacular, sin embargo, es su comportamiento en una prueba tan dura como el ‘nail penetration test’, en el que la batería directamente se perfora con un clavo para ver cómo responde a fugas térmicas. Consiguió mantener una temperatura superficial inferior a 60 grados, muy por debajo de los registros típicos de otras tecnologías.
En cuanto a su composición, está fabricada con litio ferrofosfato (LFP), por lo que la Blade Battery reduce la dependencia de materiales como el níquel y el cobalto, mejora la sostenibilidad y ofrece una mayor estabilidad térmica. Además, dispone de un sistema de control con tecnología MOSFET de carburo de silicio que disminuye las pérdidas energéticas y aumenta la autonomía hasta en un 10%, incluso en condiciones extremas de temperatura.
