Elon Musk ha vuelto a subir el listón del nuevo Tesla Roadster. El CEO asegura que la próxima demostración del superdeportivo eléctrico "tiene opciones de ser el lanzamiento de producto más memorable de todos los tiempos" y que el prototipo podría mostrarse antes de que termine el año, según avanzó en un pódcast reciente con Joe Rogan.
El proyecto del Roadster de segunda generación arrastra ya casi una década de promesas. El modelo se presentó por sorpresa en 2017 como sucesor del primer coche de producción de Tesla (vendido entre 2008 y 2012) y se anunció entonces un inicio de producción en 2020. Esa fecha se ha revisado una y otra vez: primero a 2021, luego a 2022, después a 2023 y, más tarde, a 2024. La última hoja de ruta habla de producción a partir de 2025 tras múltiples retrasos de ingeniería.

Musk compara el nuevo Tesla Raodster con los coches de James Bond
En la entrevista con Rogan, Musk afirmó que están “cerca” de poder enseñar el prototipo definitivo y advirtió que la demostración será inolvidable "salga bien o mal". También repitió una de sus comparaciones favoritas: si se juntaran todos los coches de James Bond, el Roadster sería "aún más loco". Y recuperó una vieja broma con el inversor Peter Thiel: "Si Peter quiere un coche volador, debería poder comprarlo", deslizó, en referencia a las capacidades extremas que promete para el modelo.
Sobre el papel, el nuevo Roadster sigue pareciendo un coche de ciencia ficción. Las informaciones que ha ido publicando Tesla hablan de tres motores eléctricos (uno delante y dos detrás) con tracción total, un enorme paquete de baterías de 200 kWh y una autonomía teórica de unos 1.000 kilómetros, muy por encima de cualquier Tesla actual.
En su web, la compañía sigue anunciando una aceleración de 0 a 60 mph (0 a 96 km/h) en 1,9 segundos, más de 250 mph (unos 400 km/h) de velocidad punta y 620 millas de alcance (casi 1.000 kilómetros), cifras que lo colocarían al nivel de los hiperdeportivos más rápidos del mundo.
Musk, sin embargo, ya no se conforma con esos números. En 2024 elevó el objetivo y fijó como nueva meta un 0-60 mph por debajo del segundo, una cifra que ningún coche de producción ha alcanzado todavía. Esa prestación dependería del llamado "SpaceX package", un paquete opcional con alrededor de diez propulsores de gas frío alimentados por depósitos de aire a altísima presión, integrados donde irían los asientos traseros. Estos pequeños cohetes, inspirados en la tecnología de SpaceX, deberían mejorar no solo la aceleración, sino también la frenada y el paso por curva.
A ese despliegue se suma ahora un elemento nuevo: la aerodinámica "activa por ventiladores". Tesla ha registrado una patente para un sistema que utiliza varios ventiladores y faldones retráctiles para crear una zona de baja presión bajo el coche y "pegarlo" literalmente al asfalto. A diferencia de los alerones tradicionales, este sistema podría generar enormes niveles de carga aerodinámica incluso en parado, mejorando la tracción desde el primer metro y ayudando a justificar las ambiciones de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de un segundo.

Con estas cifras, el Roadster se sitúa en la liga de los hiperdeportivos eléctricos más extremos. Modelos como el Rimac Nevera, el Lotus Evija o el Aspark Owl ya se mueven en el entorno de los 1.500–2.000 CV y aceleraciones por debajo de los dos segundos para el 0-100 km/h. La propuesta de Tesla añade a esa ecuación una autonomía muy superior y un precio que, al menos sobre el papel, sería notablemente más bajo que el de sus rivales europeos y japoneses, que superan con holgura los dos millones de dólares.
Las estimaciones independientes sitúan el precio del Roadster entre 200.000 y 250.000 dólares, con una serie limitada Founders más cara. Tesla llegó a anunciar ese rango en 2017 y abrió reservas con un depósito de 50.000 dólares, aún visible en su web, aunque el precio final haya desaparecido. El coche mantiene la carrocería coupé 2+2 plazas, techo de cristal desmontable y un interior minimalista al estilo de la marca.
Dentro de la propia Tesla, el Roadster se describe ya como el "último gran coche para conductores" antes de la era del robotaxi. La idea es que buena parte de la tecnología desarrollada llegue en el futuro a otros modelos de la gama. La gran incógnita es cuánto de todo esto será viable en un coche de serie y cuándo llegará realmente a la calle.

Expertos en baterías ya han cuestionado la posibilidad de encajar 200 kWh en un deportivo tan compacto sin comprometer peso y espacio, y varios analistas consideran extremadamente optimistas tanto la autonomía de 1.000 kilómetros como las cifras de aceleración más extremas.
Si el Roadster consigue materializar una parte significativa de lo prometido, el lanzamiento que Musk vende como "el más memorable de todos los tiempos" podría marcar un antes y un después en la historia del coche eléctrico, o convertirse en el ejemplo definitivo de hasta dónde puede llegar el hype.
    