En un mundo tan globalizado y conectado cada decisión, ya sea grande o pequeña, puede suponer una gran alteración en el mercado. Cada vez hay más coches eléctricos circulando por nuestras calles, pero las cifras reales difieren mucho de las previsiones realizadas a principios de la década. Los conductores han dejado bien claro que todavía no están preparados para cambiar de coche ni para abrazar de forma exclusiva la electrificación. Ante semejante panorama todas las marcas están revirtiendo sus planes eléctricos, lo que a su vez puede suponer enormes perjuicios para otras empresas relacionadas.
Esta misma semana hemos sabido que la todopoderosa Ford Motor Company pisa el freno en sus ambiciones eléctricas. Los resultados no son positivos. Las pérdidas de la división Model E siguen aumentando y los de Michigan han decidido que ya es hora de cambiar el rumbo. Un nuevo rumbo que se ha visto condicionado por las nuevas políticas fijadas por la administración Trump. El resultado es que Ford reducirá su presencia eléctrica cancelando de forma inmediata muchos de sus proyectos y el que hasta ahora era su coche eléctrico más grande de todos, la camioneta Ford F-150 Lightning.

LG es la gran damnificada por el cambio de Ford
La primera pick-up eléctrica de Ford también será la última, al menos durante una larga temporada. Los de Dearborn han decidido jubilarla antes de tiempo y en su lugar ya están trabajando en un nuevo modelo de rango extendido. Ford aprovechará parte del sistema eléctrico actual para acompañarlo de un extensor de rango (un motor de gasolina) que le permita ofrecer una autonomía ampliada por encima de los 1.000 kilómetros. Esta misma la piensan aplicar en muchos otros proyectos ya abiertos. Eso quiere decir que no necesitarán tantas baterías como en un principio habían supuesto. LG Energy Solution es el mayor damnificado por este cambio.
Los coreanos y los americanos habían firmado un importante acuerdo de colaboración valorado en 6.500 millones de dólares. En él se especificaba que LG Energy Solution se convertiría en el mayor proveedor de baterías para los vehículos eléctricos de Ford. Al haber cambiado de planes, Ford ya no necesita esas baterías y el contrato ha sido cancelado. Los americanos esperan amortizar 19.500 millones destinados a su división eléctrica. 8.500 de esos millones se relacionan directamente con la cancelación de vehículos ya planificados. 6.500 millones de la disolución de la empresa conjunta con LG Energy Solution y el resto como “gastos relacionados con el programa”.

Se trata de uno de los contratos más grandes de LG. La pérdida ha supuesto una bajada inmediata en el precio de las acciones en la bolsa de Seúl. Ford empleará una estrategia diferente en cada uno de los mercados en los que participa. Si bien en Estados Unidos apostará por sistemas tradicionales y de rango ampliado, para Europa ha firmado importantes acuerdos de colaboración con grandes empresas continentales. El más reciente es el que ha unido a Ford con Renault. Los americanos disfrutarán de la plataforma AmpR Small de la marca francesa para así poder lanzar al mercado coches eléctricos pequeños y de buen precio.