Europa se ha puesto seria con las emisiones de sus automóviles. Bruselas tiene una agenda de emisiones tan clara como exigente. La normativa actual, a pesar de haber relajado sus intenciones, obliga a los fabricantes de coches a cumplir con una cuota limitada de emisiones. Un máximo de 93,6 gramos de CO2 por kilómetro por cada unidad matriculada. Si una marca no es capaz de cumplir con dicho objetivo tiene que abonar una multa de 95 euros por cada gramo de más. Teniendo en cuenta el volumen acumulado, esa cifra puede crecer significativamente. Por eso, las marcas se han visto obligadas a comprar derechos de emisiones de otros fabricantes.
Se ha generado un negocio paralelo en el que algunas marcas salen claramente beneficiadas. Empresas que solo venden coches eléctricos o de bajas emisiones, como son Tesla o BYD han incrementado sus beneficios por la venta de derechos de emisiones. A los fabricantes les sale más barato comprarles esos gramos de CO2 a sus rivales que pagar las multas exigidas por el Parlamento Europeo. Esto tiene gran parte de culpa de que el precio de los coches haya crecido en los últimos años. La ACEA (Asociación de Fabricantes de Turismos en Europa) estima que las marcas pueden llegar a pagar hasta 15.000 millones de euros en concepto de multas por exceso de emisiones.

Mazda se une a sus socios chinos en una alianza al 50%
Es una factura a la que las marcas no quieren enfrentarse y, por lo tanto, se han unido entre sí para compartir emisiones. Lo que coloquialmente dentro del sector se denomina ‘pool’. Unas con más prisa que otras, pero todas las marcas han buscado socios o colegas para así agrupar créditos de carbono. La situación tiene hasta gracia teniendo en cuenta que empresas rivales se asocian entre sí sin mayor problema. Hace unas semanas supimos que Nissan y BYD habían acordado ir de la mano. A los chinos les sobran emisiones ya que venden exclusivamente eléctricos e híbridos enchufables.
Tesla, por el contrario, solo vende coches eléctricos y eso le permite disponer de un cupo significativo de emisiones sin gastar. Stellantis y sus 14 marcas, Ford, Subaru, Honda y Suzuki se aprovechan de ello. De hecho, la empresa de Elon Musk gana varios miles de millones de euros sin tener que mover un dedo. Mientras, Mercedes ha firmado un pacto con Volvo (Grupo Geely) para compartir tasas. Alemanes y chinos llevan años colaborando estrechamente a través de marcas compartidas como Smart. KGM también ha firmado un acuerdo similar con XPeng, a pesar de que sus nuevos híbridos y eléctricos montan tecnología BYD.

Renault, Volkswagen y BMW son capaces de cumplir por sí mismas con los objetivos de emisiones fijados por Bruselas, o al menos eso parece. La última gran marca en anunciar un acuerdo ha sido Mazda. Los japoneses se han unido al pool de emisiones de Changan, su socio chino. Changan ha anunciado su llegada a Europa de la mano de coches 100% eléctricos. Anteriormente, Changan y Mazda han trabajado codo con codo en la creación de coches como el Mazda6e y próximamente con el Mazda CX-6e. Modelos en realidad desarrollados en China que son exportados a Europa. El pool entre Mazda y Changan está repartido al 50% para este año y está abierto a otros fabricantes hasta finales de noviembre.