En plena efervescencia del Salón del Automóvil de Múnich 2025, donde las marcas chinas han desembarcado con modelos eléctricos de última generación y precios agresivos, BMW ha querido dejar claro que no teme por su cuota de mercado en Europa. Jochen Goller, jefe mundial de Ventas de la firma bávara y ex responsable de sus operaciones en China, ha asegurado que las condiciones que han permitido a BYD, Chery, Xpeng y otros gigantes orientales dominar su mercado doméstico no son trasladables al Viejo Continente.
“Cuando llegó Toyota, BMW siguió creciendo. Cuando llegaron los coreanos, también seguimos creciendo”, recordó Goller en declaraciones a Autocar. “Hemos gestionado bien nuestra posición de marca y ampliado nuestra gama, y eso no ha frenado nuestro desarrollo”. El ejecutivo comparó la actual expansión china con la de japoneses y coreanos décadas atrás, insistiendo en que la historia no necesariamente se repetirá.

Para Goller, hay dos factores clave que limitan las posibilidades de éxito de las firmas chinas en Europa. El primero es el precio: “Los bajos costes de producción y las fuertes ayudas estatales les permiten fijar precios extremadamente competitivos en China, pero aquí no podrán hacerlo en la misma medida”. El segundo es cultural. “En China, los consumidores buscan ‘smartphones con ruedas’ y dan prioridad a la digitalización extrema. Eso no es exactamente lo que los clientes europeos desean”, afirmó.
Aun así, el directivo no subestima a sus rivales. Reconoce que la industria automovilística china es “extremadamente fuerte y diversa” y que, tarde o temprano, ocuparán una parte del mercado europeo, quizá el 10% o el 15%. “No hay coches malos en China”, admitió. Pero sostiene que replicar el “ritmo increíble” de crecimiento que han tenido en su país será “difícil” en Europa, donde la competencia es más tradicional, las regulaciones son estrictas y las preferencias del público, diferentes.

Goller subrayó además que muchas de las marcas chinas que están funcionando mejor en Europa no son percibidas como tales. “MG y Volvo son técnicamente europeas aunque tengan propietarios chinos. Las marcas chinas puras todavía no son tan exitosas, pero llegarán”.
Las palabras del responsable comercial de BMW se enmarcan en un momento de profunda transformación del sector. La electrificación acelerada, las normativas de emisiones y la amenaza de nuevos actores obligan a los fabricantes europeos a redefinir su estrategia. En Múnich, la presencia de BYD, Xpeng o Chery, con propuestas eléctricas baratas y muy tecnológicas, simboliza ese desafío.
Sin embargo, BMW confía en que su reputación, su red industrial europea y su enfoque en diseño, calidad y experiencia de conducción sigan marcando la diferencia. La ofensiva china está en marcha, pero el fabricante alemán cree tener las armas para defender su posición.