Conseguir más autonomía es uno de los objetivos que tienen todos los fabricantes de coches. Montan baterías más grandes, pero su mayor peso lastra el vehículo y resulta en una menor eficiencia. Encontrar el equilibrio es complicado, pero lograrlo quizá esté en manos de una tecnología que, dentro del sector del automóvil, nunca ha cuajado especialmente bien: los techos solares.
A lo largo de la historia múltiples marcas han intentado aplicarlo a sus vehículos, aprovechando esa zona alta para instalar células fotovoltaicas que utilicen el sol para generar energía. Sin embargo, en términos generales la cantidad de electricidad que se produce no es muy grande, así que Nissan cree haber dado con la solución: duplicar la superficie disponible instalando un segundo techo solar.

2 x 1 para conseguir más energía
El sistema recibe el nombre de Ao‑Solar Extender y, por el momento, es solo conceptual, aunque queda claro que es una solución que podría aplicarse tal y como es ahora a los modelos de producción. La marca japonesa afirma que la idea tiene como objetivo aprovechar al máximo la energía solar y acercar la experiencia de “conducción sin recargar” a la realidad. Su nombre nace de la combinación japonesa de “aozora” (cielo azul) y “solar”, y se ha presentado montado en el techo de un Nissan Sakura, uno de los kei-car de la marca, pero puede aplicarse a cualquier modelo.
La elección de este coche no es al azar: siendo un vehículo de su categoría, tiene un tamaño muy limitado, por lo que el techo es pequeño, solo puede dar cabida a una cantidad mínima de células solares y, por tanto, no es una superficie que pueda ser muy aprovechable. Es por eso que los ingenieros consideran que es el idóneo para demostrar cómo, con su sistema, se le puede sacar partido: gracias al sistema deslizante motorizado, cuando se aparca, los paneles solares se extienden, aumentando la superficie hábil y capturando más energía. Además, para ello no se emplean más células, sino que se optimiza su disposición.
Según Nissan, utilizándolo se podría generar suficiente electricidad para recorrer aproximadamente 3.000 km al año sin tener que conectar el vehículo a una fuente de carga externa. El dato no es al azar, si no que se basa en datos reales de usuarios del Nissan Sakura, un vehículo que por sus características se utiliza solo para desplazamientos de distancia relativamente corta (ir a la compra, llevar a los niños al colegio, ocio, etc.), así que este sistema podría cubrir gran parte de la energía necesaria para realizarlos en el día a día y completamente gratis.

El objetivo final es la independencia energética
El mecanismo deslizante motorizado fue la idea aplicada final, pero antes sopesaron otras opciones. Partieron de una suerte de “paraguas para coche”, con un dispositivo que se abre para proteger el vehículo del sol y de posibles impactos de elementos exteriores, considerando que si se cubría esa superficie de células solares se podría aprovechar. No era práctico, así que finalmente dieron forma a un sistema que se abre y se cierra automáticamente, que tiene funciones como retracción automática en caso de viento fuerte y que se puede operar desde una app.
El equipo cree que una solución así es un primer paso, pero considera que el futuro está en conseguir que los vehículos eléctricos integren de forma más natural los paneles solares en su carrocería, sin necesidad de mecanismos exteriores desplegables. A largo plazo, quieren que los coches lleguen a una autonomía real libre de recarga eléctrica externa o de combustibles, lo que haría que se convirtieran en un recurso no solo para la movilidad, sino también energético en caso de emergencias.
