Harry Fox, ex de Tesla y director ejecutivo de Hubber: “La infraestructura urbana de carga está retrasada”

Tres ex trabajadores de Tesla que participaron en el desarrollo de la red de supercargadores han fundado su propia compañía.

Harry Fox
El objetivo de la empresa es desarrollar 30 centros con una capacidad de red combinada de 100 MW.
19/08/2025 06:30
Actualizado a 19/08/2025 06:30

Empieza a ser una tendencia dentro del mundo de los coches eléctricos: Tesla despide a parte de sus empleados y estos, en lugar de fichar por otras compañías, directamente deciden fundar sus propias empresas. El último caso es el de los creadores de Hubber, una firma que pone el foco en el que consideran que es uno de los mayores problemas actuales para los coches de baterías: la infraestructura de recarga urbana.

Tradicionalmente el miedo respecto a las estaciones de recarga se centraba en los viajes largos, puesto que los modelos de cero emisiones tenían unas autonomías justas que hacían que, al salir de la ciudad, sus conductores experimentaran la denominada como “ansiedad por autonomía”. En consecuencia, la industria se centró en establecer cargadores rápidos en las vías de los países que conectaban las principales ciudades de los mismos. Solventado ese problema en parte, el siguiente elefante en la habitación es la carga urbana.

Supercharger Tesla
Los tres fundadores trabajaron en los Supercharger de Tesla.

Las flotas necesitan lugares en los que recargar

La compañía fue fundada en 2024 por los ex ejecutivos de Tesla Harry Fox, Connor Selwood y Hugh Leckie, todos ellos implicados en la red de Superchargers de la empresa estadounidense, pero ahora se ha asegurado una financiación de 60 millones de libras, liderada por James Bayliss, exdirector comercial de Elliott Advisors (Reino Unido), y Christopher Fox, exdirector financiero del British Business Bank. El objetivo de la empresa es desarrollar 30 centros con una capacidad de red combinada de 100 MW, con el primero estando previsto para estrenarse el 20 de agosto.

Harry Fox, director ejecutivo de Hubber, explica el enfoque tras su recién fundada empresa: “Las primeras cargas ultrarrápidas se centraban en las autopistas y la ansiedad por la autonomía, pero hoy la verdadera presión está en las ciudades. Las flotas que recorren más kilómetros (taxis, vehículos de alquiler, furgonetas de reparto, autobuses) se están electrificando rápidamente, pero la infraestructura urbana está retrasada. Los centros de carga grandes y de alta potencia son clave para permitir operaciones continuas, eficientes y escalables, pero los retrasos persistentes generan un déficit crítico justo cuando la demanda está en auge”.

A medida que se democratiza el coche eléctrico, más y más modelos de baterías circulan por las calles de las ciudades, que es donde de manera más habitual están operativos. Los viajes largos, salvo en conductores muy específicos, son rarezas que ocurren pocas veces al año, pero la conducción urbana es el día a día de la mayoría, por lo que es especialmente necesaria una infraestructura de carga apropiada en estos entornos, sobre todo cuando las flotas de taxis, VTC, furgonetas, etc., empiezan a optar cada vez más por estos sistemas de propulsión.

Un reto del presente que no va a hacer sino ir a más

Mientras que la red de recarga entre ciudades se ha ido ampliando de manera progresiva y con relativa facilidad, aunque la situación varía según países y zonas, las peculiaridades que implica un entorno urbano hacen que el mismo proceso se complique de manera considerable.

El principal problema es que, mientras que en los aledaños de autovías y autopistas todo es, como se suele decir, “campo”, en el que los terrenos son baratos y no hay problemas para instalar grandes estaciones de carga, dentro de las urbes la situación es todo lo contrario. Hay una cantidad mucho menor de espacios y, los que hay, tienen un coste que es mucho mayor. Además, no vale cualquier lugar, es necesario encontrar ubicaciones óptimas. Todo esto hace que los operadores se encuentren en una posición peliaguda. Según su comunicado, el plan de Hubber para sobreponerse a los escollos es adquirir terrenos urbanos con conexiones a la red de megavatios previamente aseguradas.

James Bayliss, inversor principal de la compañía, apunta: “La carga urbana de vehículos eléctricos sigue siendo uno de los mayores retos de infraestructura del Reino Unido. Este equipo excepcionalmente cualificado cuenta ahora con el capital necesario para abordarlo, y esperamos que su trabajo tenga un impacto significativo y duradero en la electrificación del país”.