Desde hace unos años la actividad de Jaguar-Land Rover (JLR) parece haberse detenido. La empresa inglesa se ha tomado un tiempo para analizar, comprender y reconducir su enfoque, aunque el tiempo que han estado parados no les ha sentado nada bien. El mundo ha cambiado, está cambiando, muy deprisa. China tiene el control del mercado electrificado y de la tecnología. Es a China donde tienes que acudir si buscas trabajar deprisa y hasta allí se han ido los ingleses. Land Rover quiere recuperar su modelo más barato y uno de los más populares con la ayuda de los chinos. El Land Rover Freelander volverá a la vida totalmente transformado en una nueva submarca.
A pesar de tener las mejores intenciones posibles, Land Rover y Jaguar se han enfrentado a un mundo completamente diferente cuando decidieron parar hace ya más de tres largos años. El coche eléctrico no es la única opción de movilidad, de hecho está lejos de serlo. Cada vez son más los conductores que apuestan por tecnologías intermedias. Los híbridos enchufables son muy demandados por los clientes de las categorías premium, principalmente en los segmentos D y C SUV. Es ahí donde los ingleses quieren atacar con su nuevo Freelander fabricado y desarrollado en China con la colaboración de Chery. Una asociación forjada en 2012 y que pronto podremos disfrutar en Europa.

El nuevo Freelander compartirá mecánica con el Omoda 9
Land Rover quiere hacer del Freelander una nueva gama de productos. Una submarca en sí misma. Tal y como confirma Autocar, los ingleses esperan poder lanzarlo al mercado a finales del año que viene, también en Europa. Tomará prestado muchos de los componentes y de la tecnología de Chery. Serán los chinos los que hagan casi todo el trabajo. Land Rover podrá la firma y el clásico toque inglés a un producto que estará asentado sobre la plataforma modular T1X que actualmente se emplea en la producción de una amplia variedad de marcas, incluidas Jaecoo y Omoda. Se fabricará en China y se exportará al Viejo Continente.
A pesar de su producción china, el proyecto estará vigilado de cerca por Gerry McGovern, el director creativo de JLR, el hombre que a su vez estuvo tras los diseños originales del Freelander. Al tratarse de un modelo de la compañía inglesa se deben esperar ciertas cualidades innatas, como la capacidad off-road. El Freelander original, a pesar de ser el modelo más barato de la compañía, era capaz de enfrentarse a difíciles obstáculos fuera del asfalto. Para esta ocasión se combinará el comportamiento todoterreno con una respuesta más asfáltica. Cada vez son menos los conductores que pisan la tierra y por lo tanto el nuevo Freelander tendrá que apostar más por el confort y la calidad de rodadura.

Mecánicamente hablando, Land Rover apostará por un sistema híbrido enchufable compuesto por un motor de gasolina de 1.5 litros. El mismo sistema que pronto lucirá el Omoda 9 y que los chinos denominan como súper híbrido. La potencia combinada será superior a los 400 caballos con una autonomía eléctrica superior a los 100 kilómetros y un alcance combinado superior a los 1.000 kilómetros, según datos teóricos. Tras el lanzamiento del PHEV llegarán a la oferta versiones eléctricas de rango extendido (EREV) y modelos 100% eléctricos. La producción del primer modelo comenzará a finales del año que viene, llegando al mercado europeo a principios de 2027. Un año antes de lo esperado.