Ahora Europa se da cuenta de que China y EE.UU pueden controlar a distancia los coches de Tesla, BYD y otros fabricantes chinos

Los modernos coches conectados plantean el reto de la seguridad, y el vicepresidente de la Comisión Europa, Stéphane Séjourné, ha alertado del problema que hay con los vehículos llegados desde China y Nortamérica.

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Stéphane Séjourné, el vicepresidente de la Comisión Europea, ha puesto sobre la mesa el problema de seguridad con los coches chinos y estadounidenses.
05/10/2025 08:00
Actualizado a 05/10/2025 08:00

El auge del coche eléctrico en Europa no solo plantea retos económicos y medioambientales, también de seguridad geopolítica. Así lo ha advertido el vicepresidente europeo y comisario de Prosperidad y Estrategia Industrial, Stéphane Séjourné, durante un encuentro organizado por Nueva Economía Fórum.

El comisario francés lanzó una advertencia clara: los vehículos eléctricos conectados de fabricantes extranjeros como Tesla o BYD pueden ser controlados a distancia desde Shenzhen (China) o Austin (Estados Unidos). En sus palabras, “estos coches se pueden apagar desde fuera de Europa, lo que en términos de seguridad es complejo porque no sabemos dónde estará el mundo dentro de 20 años”.

El debate sobre quién controla el coche eléctrico

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El problema es realmente grave en términos de seguridad nacional.

Séjourné subrayó que este escenario plantea la necesidad de tomar decisiones rápidas y contundentes sobre qué componentes se instalan en los coches eléctricos vendidos en la UE y, sobre todo, quién controla el software y los sistemas conectados. “El botón está en Europa con empresas bajo derecho europeo, o está en Houston o Shenzhen, bajo control chino o estadounidense”, planteó. Para Bruselas, la cuestión ya no es únicamente económica o industrial, sino también de soberanía tecnológica.

El mensaje es claro: la seguridad digital y de infraestructuras críticas debe incorporarse a la regulación europea de la movilidad, del mismo modo que se hace con otros sectores estratégicos.

Competitividad: energía, regulación y escala empresarial

Más allá de la seguridad, Séjourné también identificó los factores clave que frenan la competitividad europea frente a potencias como China y Estados Unidos. El primero es el precio de la energía, que sigue siendo muy superior en Europa, afectando a toda la industria. “Si hubiera una sola cosa que deberíamos cambiar en Europa para ser más competitivos, sería el coste de la energía”, afirmó.

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BYD y Tesla son solo dos ejemplos de lo que se escapa al control europeo en este sentido.

El segundo punto es la necesidad de simplificación administrativa. El comisario defendió reducir trabas y burocracia, aunque advirtió que “simplificar no significa desregular”. El objetivo: ganar agilidad sin renunciar a la protección medioambiental que distingue a la Unión Europea.

El tercer factor, según el representante comunitario, es la escala de las empresas europeas. Frente a gigantes internacionales capaces de dominar sectores enteros, Europa sigue fragmentada en mercados nacionales con muchos actores pequeños. Para Séjourné, ha llegado el momento de impulsar una política industrial común que permita crear campeones europeos capaces de competir a nivel global.

Un equilibrio entre apertura y protección

En su intervención, el comisario también quiso dejar claro que proteger no significa cerrar mercados. Europa debe mantener un equilibrio entre apertura comercial y protección estratégica, asegurando que la transición ecológica y digital no reste competitividad a sus empresas, sino que se convierta en una ventaja. “Tenemos que ser capaces de proteger el medioambiente, pero también de seguir exportando y mantener mercados exteriores”, concluyó.

La advertencia de Bruselas sobre el control del “botón de apagado” de Tesla y BYD reabre el debate sobre la dependencia tecnológica de Europa y la urgencia de contar con un ecosistema industrial propio que asegure tanto la competitividad como la seguridad en un futuro marcado por la electrificación del transporte.