2025 parece que será el año de la expansión de la recarga ultra rápida para los coches eléctricos. Ya está ocurriendo en China, con una guerra abierta entre BYD y CATL, e incluso en nuestro país.
Pero mucho ojo, porque estas cargas ultra rápidas también suponen un gran peligro oculto para las baterías. No en vano, los últimos estudios demuestran que pueden dañar, y mucho, su salud.

La carga ultra rápida: un peligro oculto para las baterías de los coches eléctricos
Valga un dato para ilustrar el auge y expansión de los puntos de carga ultra rápida para coches eléctricos en todo el mundo. En España, y pese al retraso en la electrificación de la movilidad que arrastramos frente a Europa, en 2024 se duplicaron el número de puntos de carga ultra rápida -de más de 150 kW-, alcanzando un total de 3.255 unidades.
Este dato, proporcionado por el Barómetro de la Electromovilidad publicado por ANFAC, la patronal de fabricantes española, no hace sino ilustrar una tendencia que ha explotado en los últimos meses y que permite respirar a aquellos posibles compradores de coches eléctricos preocupados por la autonomía en largos desplazamientos.
No en vano, incluso los coches eléctricos de elevada autonomía, con una batería de digamos 80 kWh, podrían recargar cerca del 50% de su batería conectados durante sólo media hora a una de estas estaciones de carga ultra rápida.
Pero ojo, porque estos puntos de carga ultra rápida también esconden un gran peligro. El que causan a las baterías de estos vehículos en forma de degradación.
Varios estudios procedentes de China, pero también llevados a cabo en Europa alertan de este peligro oculto. Y es que, por ejemplo, un informe alerta de que aquellos coches eléctricos que recorran 100 km al día y que recarguen habitualmente en puntos de recarga ultra rápida podrían ver como la capacidad de su batería pasa del 100 al 85% en apenas dos años de vida.

Y eso no es lo peor. Otro estudio realizado por la Universidad de Tsinghua en China ha comprobado el peligro oculto que sufren que las baterías que se recargan frecuentemente en puntos de más de 120 kW. Estas baterías pueden aumentar exponencialmente su degradación, reduciendo su vida útil hasta un 40% más rápido que otras que se recargan habitualmente en ‘cargas lentas’.
Pese a que empresas como Total Energies ya están trabajando en mejorar esta degradación, medios chinos ya alertan contra este gran peligro oculto, que ya no sólo puede dañar irremediablemente las baterías de los coches eléctricos, sino invalidar las garantías de los fabricantes.
Así, en China alertan de que algunas garantías de los fabricantes, que por Ley han de ofrecer 120.000 km o 8 años para los componentes como la batería -en Europa, estas garantías suelen alcanzar los 8 años o 160.000 kilómetros- ya comienzan a incluir excepciones relacionadas con las cargas ultra rápidas, vinculando la garantía a un uso limitado y restringido de estas recargas.
Asimismo, desde China señalan que sólo el 23% de los usuarios de coches eléctricos comprenden totalmente las cláusulas de la garantía de las baterías de su coche eléctrico; algo que bien se podría extrapolar al resto de mercados.

Cómo contrarrestar el peligro oculto de la carga ultra rápida
Frente a este peligro, los expertos recalcan la importancia de las cargas ‘lentas’ para evitar dañar las baterías de los coches eléctricos, recomendando limitar las cargas ultra rápidas a menos del 40% del total y priorizando estas cargas a baja capacidad siempre que sea posible.
Asimismo, recomiendan evitar estas cargas rápidas cuando la carga de la batería esté bien por debajo del 10% o por encima del 90%, dado que en estas circunstancias, los daños a la batería serían aún más graves.