Conducir eléctrico supone tener que aprender a conducir otra vez. Las respuestas no son las mismas a las de un vehículo de combustión. La entrega de par sorprende a los primerizos, pero poco a poco es fácil ir domando las muchas cualidades que presenta la movilidad eléctrica. Hay que corregir ciertos hábitos, pero todo el mundo está capacitado para hacerlo. Sin embargo, en contra de lo que todo el mundo daba por hecho, un estudio científico nos dice que hemos estado conduciendo mal los coches eléctricos. Hay una forma que, según ellos, aumenta la vida útil de la batería, aunque puede que no sea lo más beneficioso para los pasajeros.
Lo más normal es que cuando conducimos un coche eléctrico intentamos ser lo más eficientes posibles. Conducir con suavidad, acelerar despacio y hacer que la batería dure lo más posible. Es algo instintivo. Durante mucho tiempo se ha pensado que esta era la mejor forma de asegurarse viajes tranquilos, grandes autonomías y una larga vida para la batería. Sin embargo, ahora, un grupo de científicos de la Universidad de Stanford asegura que lo hemos estado haciendo mal. De hecho, la ciencia asegura que cuanto más agresivos seamos, mejor para que la batería aguante mucho tiempo. Parece una contrariedad, pero ellos indican que es así.

Hasta 314.000 kilómetros más de vida útil siendo agresivos
Tal y como se ha demostrado, el tipo de conducción afecta significativamente a la vida útil de la batería. El llamado "ciclado dinámico" (es decir, la alternancia de tensiones causadas por el tráfico urbano, la conducción en carretera y una fuerte aceleración) mejora la vida útil de las celdas hasta en un 38 %, según los datos publicados de dicho estudio. El ensayo se ha llevado a cabo durante dos años con 92 celdas de baterías comerciales bajo 47 perfiles de tensión diferentes. El objetivo ha sido determinar qué ciclos de descarga ralentizan mejor el envejecimiento. Las tensiones constantes, como las experimentadas durante la conducción constante en carretera, tuvieron un rendimiento significativamente peor. Hay que pisar más el acelerador. Cuanto más agresivo, mejor.
Gran parte de la degradación relacionada con el envejecimiento tiene lugar al principio del ciclo de vida de la batería. Según el estudio, la pérdida de rendimiento posterior depende principalmente de dos factores: un estado de carga (SOC) alto puede degradar los electrodos positivos más rápidamente, mientras que un SOC muy bajo daña los electrodos negativos. Ya existen recomendaciones contra la carga habitual de la batería a su capacidad máxima. También se advierte que la descarga completa puede afectar negativamente a la composición química de la batería.

Los resultados sugieren que los métodos actuales para estimar la vida útil de las baterías podrían ser demasiado conservadores. Algo que ya ha quedado demostrado en más de una ocasión; las baterías aguantan mucho más de lo que en un principio se suponía. En un sistema de propulsión típico, las celdas sometidas a carga constante podrían alcanzar hasta 314.000 kilómetros menos de autonomía que las sometidas a carga dinámica. El problema lo tienen ahora los pasajeros. Este tipo de conducción resulta muy incómoda y puede llegar a marear teniendo en cuenta lo mucho que aceleran la mayoría de coches eléctricos a la venta en este momento.