El coche eléctrico lleva a la quiebra a este mítico fabricante alemán que ha sido incapaz de poner en pie su última creación

Centrado en la producción a la carta y totalmente personalizada de vehículos de alta gama, cierra sus puertas. Los expertos prevén una notable revalorización de las unidades remanentes en próximas subastas.

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La producción artesanal no ha podido competir con los fabricantes que operan a gran escala.
13/07/2025 10:45
Actualizado a 13/07/2025 15:21

La firma automovilística alemana Isdera, conocida por sus exclusivos superdeportivos de producción casi artesanal, ha cerrado definitivamente tras declararse en quiebra. La empresa presentó formalmente su solicitud de insolvencia ante el Tribunal de Distrito de Saarbrücken (Alemania) y, después de más de cuatro décadas y alrededor de un centenar de vehículos fabricados, cerró sus puertas.

Este anuncio marca el fin de un proyecto boutique que empezó a principios de los años 80. Isdera se fundó en 1982 bajo la dirección del ingeniero Eberhard Schulz, ex diseñador de Mercedes-Benz y Porsche. Desde sus inicios destacó por su fabricación manual de cada automóvil, ensamblado a mano por pequeños equipos de especialistas. Los vehículos se vendían a pedido del cliente, sin publicidad ni red de concesionarios, con precios iniciales en torno a los 400.000 euros. Este modelo de negocio artesanal mantuvo a Isdera en un nicho de mercado muy limitado: en más de 40 años sólo produjo alrededor de un centenar de coches. Cada unidad era, literalmente, única, reflejo de la filosofía de fabricar “coches especiales y únicos” que caracterizó a la marca.

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Isdera Commendatore GT.

Adaptación al mercado eléctrico

En los últimos años Isdera intentó subirse a la ola de la electrificación mediante alianzas internacionales. Ya en 2017 firmó un acuerdo estratégico con WM Motor, una start-up china especializada en vehículos eléctricos. Posteriormente, en 2021 el grupo chino Xinghui Automotive adquirió la compañía, lo que permitió abrir un centro de investigación y desarrollo y una planta de ensamblaje en China en 2024. Sin embargo, a pesar de estas iniciativas, Isdera no logró revertir su difícil situación financiera.

El modelo más ambicioso en este giro fue el Commendatore GT, presentado en 2018 como un superdeportivo 100% eléctrico. El prototipo iba a ser equipado con dos motores eléctricos y 591 kW / 804 CV de potencia, prometiendo 500 km de autonomía. El proyecto nunca llegó a producción en serie. A pesar de estas prestaciones, el proyecto no prosperó comercialmente y no hay constancia de que se haya fabricado ninguna unidad de calle.

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Isdera Commendatore 112i.

Modelos destacados

Además de los intentos eléctricos, el catálogo histórico de Isdera incluye varios modelos icónicos, fabricados en series muy limitadas. Entre ellos figura el AK 116i (presentado en 2006), de estética retro inspirada en los clásicos Bugatti y equipado con dos motores V8 de 5,0 litros (600 CV).

Otro hito fue el Commendatore 112i (1993), un homenaje a Enzo Ferrari con puerta de ala de gaviota, construido en un único ejemplar con motor V12 de 6,0 litros y 400 CV. También destacan unas 30 unidades del Imperator (1984-1991), un biplaza deportivo basado en el concepto Mercedes CW 311 del fundador de la compañía, con motor V8 de 395 CV. En conjunto, todos estos modelos subrayan la apuesta de Isdera por el lujo extremo y la exclusividad.

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Puesto de conducción del Isdera Commendatore GT.

Contexto económico y cierre

El cierre de Isdera se produce en un momento de fuerte transformación para la industria. La consultora Gartner alertó que la sobrecapacidad de las plantas y los nuevos objetivos de emisiones en 2025 están obligando a recortes productivos. En este entorno de presión por la eficiencia y la electrificación, resulta muy difícil para un fabricante artesanal competir con empresas que operan a gran escala. El sistema de producción manual de Isdera generaba costes unitarios muy elevados, y la demanda de nicho por sus deportivos no compensó la inversión.

En suma, la firma no pudo afrontar los enormes costes de producción propios de su modelo artesanal, y la crisis económica y tecnológica global terminó por hacer insostenible su viabilidad. Con el cierre, los pocos vehículos Isdera en circulación se convierten en piezas de colección cuyo valor probablemente se revalorice en subasta. La exclusividad de estos modelos y su singular trayectoria aseguran que el legado de Isdera perdure como un referente exclusivo del mundo de los superdeportivos, pese a la desaparición de la compañía.